1. Algo real (Segunda parte)


    Fecha: 07/10/2018, Categorías: No Consentido Autor: Mercedes, Fuente: CuentoRelatos

    ... entrega, también de algún modo poseerlo a él. Lo que quiero decir es que la relación entre hombre y mujer la entendí como una forma de lucha en que alguno de los dos tenía que ganar para ser felices los dos. Es decir era una relación jerárquica.
    
    En cambio mi relación con Celia ha sido siempre una relación alegre, lo fue desde el comienzo, la percibimos ambas como un hermoso juego, casi inocente y por eso lo podíamos jugar en cualquier parte, era todo participación, todo era de las dos, mi cuerpo y su cuerpo y mis deseos y los suyos casi no había necesidad de manifestarlos, los pensábamos al unísono y era por eso que nuestros orgasmos eran simultáneos, no había necesidad de esperarnos, descargábamos al mismo tiempo y nuestro deseo erótico era como una melodía que interpretábamos juntas.
    
    Es por eso que yo me sentía pecadora al pensar que cuando lo hacíamos con Celia, tenía una felicidad diferente e inmensamente mayor que con Julio y pensaba que aquello era anormal simplemente porque mi cultura me decía que allí debería estar un hombre y no una mujer.
    
    Yo pienso ahora que este hecho es el que hace que muchas mujeres se nieguen a estos placeres o que tengan que amarrar siempre esto a un hombre y cederle a él la iniciativa. Yo pienso que allí se pierde casi todo el encanto de la relación con una mujer, al hacerlo en trío.
    
    Sin embargo gran parte de las conversaciones que tuve con Celia las cuatro noches que pasamos juntas en mi casa trataron sobre las relaciones de ...
    ... ella con su hermano.
    
    Yo encuentro esa relación realmente fascinante porque la encuentro una relación no posesiva. No me importaba como ella se había generado ni cuáles eran los antecedentes, solamente sabía que se había producido sin violencia y estaba transcendida de sentimiento. O sea se querían aparte de desearse y eso me parecía irrepetible en cualquiera otra pareja incluso en la mía con Julio.
    
    Cuando ellos habían hecho el amor esa vez que nos juntamos los tres, yo los miraba más con los ojos del alma que con los de la cara y el pensar que eran hermanos y se estaban amando, con sus cuerpos, producía en mi un goce casi sublime porque me imaginaba que ellos estaban en ese momento traspasando casi todo los límites que la sociedad nos había impuesto y al ver esa relación tan natural y tan llena de alegría me daba cuenta que era imposible reproducir esa situación en otra pareja y que la relación mía con Julio se veía torpe y animal comparada con la de ellos.
    
    Sin embargo esta reflexión duró muy poco en mi cerebro, porque de nuevo la realidad me enseñaría que jamás hay que quitarle al mundo la oportunidad de demostrarnos que nuestros fantasmas son siempre aventados por la luz del día.
    
    Ese domingo hubo un almuerzo familiar en mi casa que yo hice propicia para invitar a mi hermano y su mujer y que al mismo tiempo quería convertir en una especie de despedida para Celia que se marchaba al día siguiente. Hábilmente quería yo crear un ambiente en el cual Celia encajara en mi ...