MUCHO MÁS QUE DIEZ KILOS! - Relatos Eróticos

MUCHO MÁS QUE DIEZ KILOS!

... tentadoramente expuesto. Maquillada, con los labios como un incendio, peinado sofisticado. Siempre tremendamente “atenta”. Estaba claro… ¡estaba para el “crimen”! 
Pero… luego me di cuenta. Al día siguiente estaba como antes: ¡Había venido Alex! El quinto día, sin Alex, nuevamente súper sofisticada y deseable, más todavía que antes. Su pollera ya no llegaba a ser pollerita, con el culo tremendamente parado, sandalias de taco, y una remera elastizada que hacía notar los tremendos pezones. Imaginate… ¡no podía dejar la cosa así!
-¡Me lo imagino! ¡Por supuesto! ¡La tendrías como garrote!
-¡Exactamente! ¡Ya mismo me la quería coger!
Así que se lo dije: que estaba preciosa, que era bellísima, que me gustaba mucho, que no sabía cómo estaba allí, en el medio de la nada…, etc., etc. Ella simplemente me contestó: «Pero vino usted ingeniero. Y pensé que merece lo mejor de mí, para agasajarlo y complacerlo.» Así no más, justamente. Le pregunté si ese día estaría muy ocupada… «Para usted jamás.» Simplemente. Fue cuando le dije de una: “¿vendrías a mi habitación a las tres?” «A esa hora estoy en punto.» Y así fue. 
El primer polvo con Gaby fue algo de loco. ¡Parecía que hacía años que no cogía! ¡Cuatro polvos en una hora! Y cuando se fue…: «estoy para vos cada vez que quieras.»
Y así fue, prácticamente todos los días, siempre que no viniera Alex. Nuestros polvos eran tan cotidianos, que le dije que no hacía falta que se vistiera especialmente para mí… ¡qué era deseable de cualquier ...

... manera! Total…, de cerca… ¡siempre la tenía desnuda! 
De mañana, tarde o noche, cada vez que ambos coincidíamos sin ocupación… ¡a la cama! Creo que a la semana habíamos hecho todo lo que sabíamos de sexo. ¡Una locura!
-¿Cómo fue?
-¿Qué cosa?
-La primera vez que cogiste con Gaby…
-Y… como siempre. ¿No lo sabés vos? ¿Cuántas veces lo hicimos?
-Si, lo sé. Pero quiero saber cómo fue con ella. Le contaste a Laura tus aventuras sexuales…
-Pero fueron cosas que yo no esperaba, para nada. Con Gaby no fue así. ¡Desde que la vi por primera vez pensé que sería buenísimo cogérmela! Era lo que quería desde el principio. Estaba tan voluptuosa como ahora. 
-Bueno, eso quiero que me cuentes. Laura siempre nos dijo que fue tan lindo como lo contabas que a ella le daba unas ganas bárbara hacerlo con vos…
-No es para tanto… - Yo trataba de disuadirla.
-¡Vamos! ¡Si cogían tres o cuatro veces mientras vos se lo contabas! ¡No seas malo! Contame. Clarisa insistía.
-No me acuerdo mucho…
-¡Mentiroso! A Laura le contabas como cogías cuando tenías quince…
-Porque eran cosas que me acordaba por lo raro, porque no lo esperaba, pero con Gaby no solo lo esperaba, estaba convencido que iba a suceder, aun cuando no tan pronto.
-¡Dale, dale, no seas malo!

“Está bien. Cuando entró, además de besarnos con una ardiente lucha de lenguas, se agachó antes que me diera cuenta, me bajó los pantalones y se la metió en la boca hasta la campanilla, aunque yo todavía la tenía morcillona. Apenas me había ...