LA REUNION - Relatos Eróticos

LA REUNION

... espalda, dejando una X bien visible. Dale como si le quisieras romper la piel, con todas tus fuerzas y rabia. Si considero que no lo haces, seré yo quien te azote con 40 latigazos en todo tu cuerpo, y no voy a tener piedad. Elije, ella o tú, y ella va a quedar marcada por ti o por mí. ¡Hazlo ya!, y después te seguiré explicando. 
El primer latigazo, aunque sonó, y Princesa gritó como si se le fuera la vida, sabíamos que no era como yo quería. Pronto en su piel, apareció la primera aspa de la X. Princesa rompió a llorar y a respirar profundamente.
-	Si no mejoras el segundo latigazo, pagaras tu insolencia.
Temerosa de las represalias, alzaste el látigo, lo hiciste girar unas cuantas veces, haciéndolo sonar en el aire mientras lo girabas, y lo lanzaste contra su espalda. El sonido al chocar contra su piel, hubiese asustado a cualquier mortal. Princesa, se derrumbó, cayendo de rodillas en el suelo, para terminar boca abajo, mostrando como empezaba a sangrar el trozo de piel que le habías cortado, y una bonita X se marcó en su espalda. Lloraba y suplicaba. Tú no sabias bien que hacer, si dirigirte a consolarla, pedirle perdón, o quedarte allí. Me miraste implorando que la asistiera, pero por el contrario te entregué un vaporizador y te dije que se lo rociaras en la espalda. 
Ordené a Princesa ponerse de pie en posición de Descanso sin que se moviera un solo milímetro de su sitio, tú acataste mi orden y sin dilación le rociaste la espalda. Era agua muy salada. La espalda le ardía, escocía, quería retorcerse de aquello que le abrasaba, pero era perfectamente consciente de lo que le hubiera hecho yo después.
-	Aguantaras un minuto sin moverte ni pestañear, mirándome a los ojos, vas a pagar tu baño muy caro. Después, seguiremos.