1. ¿No que no?


    Fecha: 12/10/2022, Categorías: No Consentido Tus Relatos Autor: Arandi, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... conectado con la Señora vía fálica. Su talega testicular daba constantes chasquidos al pegar incesantemente con el perineo de la mujer.
    
    Sánchez Medina la tomó de ambos brazos para cruzarlos tras su espalda, haciendo que ella cayera directamente sobre su cara mientras la seguía penetrando analmente. Pese a intentarlo Trinidad no podía zafarse.
    
    El hombre siguió así por varios minutos. Las vigorosas sentadillas parecían una rutina de ejercicio que él ejercía con disciplina. La dama lo continuó recibiendo con evidente dolor por el ano.
    
    Las otras trabajadoras de la fábrica, sus compañeras, continuaban con su jornada laboral a unos cuantos metros. Algunas sabían lo que le estaba ocurriendo a Trini, no eran tontas. Al no verla en su lugar, y haberla visto anteriormente con el Jefe de personal, era lo más obvio. Por ello no faltaron los habituales cuchicheos.
    
    Eulogia también lo sabía y lo lamentaba. Lamentaba que no le hubiese hecho caso Trinidad. Ahora se venía lo peor cuando Casimiro se enterase de que el Jefe de personal se había chingado a su propia esposa. Con tanto chismorreo eso era prácticamente inevitable.
    
    Cuando llegó la hora de la salida, ...
    ... como buena amiga, en vez de irse a su casa, decidió esperar a Trinidad afuera de la fábrica. Rogaba porque Casimiro no llegara.
    
    Así estuvo angustiada Eulogía. Los minutos le parecieron horas mientras aguardaba a su comadre.
    
    Pasados unos minutos Trinidad por fin salió. Se le notaba exhausta, agotada, se diría que extenuada.
    
    —¡¿Qué pasó comadre?! —le inquirió inmediatamente Eulogia.
    
    Pero Trinidad guardó silencio, no contestó.
    
    Sin embargo tal cuestionamiento inició una ola de pensamientos en la mente de Trini. Ni ella misma sabía cómo explicarse lo ocurrido. A decir verdad, no podría decir que no quiso impedirlo. Pero, por otra parte, llegado el momento, no podría negar que lo disfrutó, pero... ¿cómo llegó a eso?
    
    Y en ese momento Alberto, el Jefe de personal, salió de la fábrica por otro lado, por el estacionamiento, en su auto. Trinidad lo volteó a ver. Eulogia, viendo cómo lo veía, creyó comprender, dando por juzgada la situación.
    
    —Ay comadre, ¿no que no? —le dijo Eulogia.
    
    Trinidad inmediatamente se sintió ofendida. Ella amaba a su marido, ¿cómo podía creer su propia amiga que fuese capaz de...?
    
    Pero, después de todo, había pasado. 
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