1. ¿No que no?


    Fecha: 12/10/2022, Categorías: No Consentido Tus Relatos Autor: Arandi, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... siguió cumpliendo con su labor. No obstante se sintió bastante somnolienta. Fue a los servicios con el fin de lavarse la cara y así obligarse a despabilarse.
    
    Cuando levantó la cabeza y se miró en el espejo se sintió como en un sueño. Su propia imagen no la podía ver con claridad, se le nublaba la vista. Luego, suavemente, se desvaneció.
    
    Al volver en sí, Trinidad se descubrió desnuda. La cabezona punta de un falo notablemente hinchado patinaba lúbricamente por la hendidura vertical de su sexo, ¡amenazaba por entrar! ¡Y su sexo estaba... estaba depilado!
    
    Trinidad nunca se había depilado de allí en su vida. ¡¿Qué había pasado?!
    
    Ella nunca sabría lo que había ocurrido minutos antes: Aquel hombre, ya teniéndola tendida, le puso su mano sobre el vientre, saboreando la calidez que la mujer desprendía. Animado, presionó más su palma contra el cuerpo femenino al mismo tiempo que con la otra se asía de una de las tetas. Poco a poco, la piel y el músculo que masajeaba se aflojaron respondiendo así a sus caricias. Alentado por ello, trasladó su masaje al área púbica, presionando los genitales femeninos.
    
    Trini, inconscientemente, comenzó a reaccionar. Su bajo vientre se movió de forma espasmódica como en respuesta a la manipulación masculina.
    
    Como a la vez la besaba desde detrás de la oreja, hasta bajarle por el cuello, Alberto la escuchó gemir. Él comenzó a frotarse  el miembro desnudo en una de las piernas de ella y éste se le puso duro, enderezándosele al ...
    ... máximo.
    
    Literalmente se le hizo agua por la boca de su verga; ya deseaba hundirse en ella. Pero antes, sintiéndose con la confianza total (había mandado al esposo de Trini a reparar unas máquinas a otra nave industrial), Sánchez Medina se tomó el tiempo para rasurarla de ahí abajo (le gustaban las hembras que de ahí se afeitaban). Quería sentirla depilada y recién lavada; suave como tersura de bebé. Y así fue. Tras haberle quitado el excedente velludo, el jabón usado le había dejado un agradable olor a la vagina de la inconsciente señora.
    
    Aquél relamió a la mujer pero ésta no despertó, sólo gimió. Luego la dedeó, dilatando así la cada vez más jugosa gruta vaginal. Pero aún con eso no despertaba.
    
    Pese a que su contraparte aún permanecía en el limbo, Alberto hizo contacto sexo con sexo por vez primera con la Señora. Estaba a su merced.
    
    Cuando él deslizaba juguetonamente la brillosa cabeza por aquellos labios que parecían boca de niña saboreando dulce paleta, fue cuando ella despertó.
    
    Por su parte el hombre sonrió para sí. Su plan había ido tan bien como quería. Bien sabía que aquel mismo día aquella hembra, pese a ser casada y ser madre (cosa que le daba sabor al asunto) lo resguardaría en su intimidad. Él ya había hecho su trabajo, la había “cortejado” y ahora era tiempo de cosechar.
    
    Trini estaba echada sobre un montón de retazos de tela;  era lo bastante mullido como para servirle de cama.
    
    Todo era suavidad y confort, sin embargo, a la mujer le pesaba aquella ...
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