1. Inmigrante (07)


    Fecha: 10/09/2018, Categorías: Confesiones Autor: AMorboso, Fuente: CuentoRelatos

    ... de vino mi copa para el agua y la mantuve en la mano, mientras le dije al oído a Ana:
    
    -No digas ni hagas nada, pero tu prima me está metiendo mano y le voy a dar un escarmiento.
    
    Puso mala cara, miró de reojo y vio que, efectivamente, su mano estaba por debajo de la mesa. Le señalé mi copa con vino mientras le decía que esperase. Seguimos hablando y comentando, hasta que su prima echó mano a mi polla. En ese momento, simulé un sobresalto y volqué todo el contenido de la copa de vino sobre el generoso escote, dejando marcados sus pechos sin sujetador y transparentándose sus aureolas y pezones.
    
    Al haberla llenado hasta arriba, el líquido le llegó hasta las bragas. Todos los de la mesa nos pusimos de pie junto con ella para ayudarla a limpiarse. Cuando empezó a intentar secarse con la servilleta, se dio cuenta de que quedaba prácticamente desnuda a la vista de todos. Enseguida vino su madre y se la llevó al lavabo y ya no la volví a ver.
    
    Ana, entre lo de sus amigas y su prima, se lo estaba pasando en grande. Al final de la comida, sus amigas, junto con las putas, se la llevaron aparte para contarle todo, y el marido de Marisa vino hasta mí, enseñando los dientes en lo que quería ser una sonrisa pero que parecía más al gruñido del lobo antes de atacar.
    
    -Eres un cabrón hijo de puta. No te parto la cara por no dar el espectáculo el día de tu boda, pero voy a joderte todo lo que pueda.
    
    Me soltó sin levantar la voz.
    
    -¿Qué te he hecho yo para que vengas atacando ...
    ... de esa forma?
    
    -Ya lo sabes bien, cabrón. Has colocado a nuestras amigas en la misma mesa que nosotros.
    
    -Creo que te equivocas doblemente. Primero, no he colocado a nadie en ninguna mesa, y segundo, no sé si son tus amigas, pero sí son mis putas, a las que me follo cuando me apetece, y junto a mis dos antiguos compañeros de piso son las únicas personas con las que tengo relación personal y que he invitado a la boda.
    
    Si habéis elegido la misma mesa que ellas o ellas la vuestra, no es mi problema.
    
    -Pero sabías quienes eran cuando nos viste en la discoteca y no dijiste nada.
    
    -No tengo costumbre de informar sobre mi vida privada a nadie si no es necesario. De todas formas, si no te gusta, puedes marcharte.
    
    Y dicho esto, me fui en busca de Ana que estaba riéndose con las mujeres. Sonriendo, les conté lo sucedido, haciéndolas reír nuevamente y presenté a las putas a mi esposa, aunque ya se las habían presentado, pero que ante la mirada del marido de Marisa, que no perdía detalle, pareció una presentación formal.
    
    Poco antes de las siete de la tarde, ya se habían ido todos. Yo tenía que trabajar porque el que me sustituía en estos casos estaba enfermo. Para facilitar la salida de los que quedaban, invité a todos con los que teníamos confianza, incluidos primos y prima de Ana, a bailar a la sala.
    
    Bailamos nosotros, bailaron las mujeres, bailaron las parejas y todos bebieron como cosacos. A la hora de cierre, nadie se quería ir. Poco a poco los fui echando, las ...
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