LA TÍA SIGUE SIENDO CURIOSA 2 - Relatos Eróticos

LA TÍA SIGUE SIENDO CURIOSA 2

... hacia mi lado y me dijo despacito: «Cuando me vaya salí atrás mío… luego de algún minuto…» Vino tan linda como siempre, aun cuando algo más recatada. Al sacarse el tapado seguí viendo una pollera muy corta. Se sentó en su lugar, y no me habló para nada. Luego de unos 15 minutos se levantó, recogió su tapado y sus cosas, que en este caso era sólo una cartera, y el mantón y salió. A los dos  minutos salí yo. Ella estaba en las puertas de ascensores. «Vamos a tomar algo al bar…, así te cuento. Acá no puedo hablar porque se escucha todo…, gracias al silencio de los demás…, que quieren oír lo que yo digo.» Subimos al ascensor y bajamos en el piso del bar. Tiene una magnífica vista al río, aunque de noche sólo se veían el brillo y reflejos de las luces de la ciudad. «Gracias Victoria por la “importancia” que me da. No creo merecer tanto su atención» «Sí lo merecés» ¡Me tutea! «Cuando viniste por primera vez a la biblio no me molestaste para nada, ni la segunda ni nunca… Eso definió que clase de hombre sos. No te metés en la vida de nadie, ni querés sacar algún tipo de ventaja.» Nos habíamos sentado en una mesa apartada, sin demasiados parroquianos cerca…, que por otra parte eran casi exclusivamente alumnos. Yo me había quedado mudo. «¿Ves? Ni siquiera me preguntás nada. Tu idea es “si quiere hablar que lo haga. Yo no pregunto.”» «Gracias nuevamente, Victoria. Sigo sin saberme merecedor de su amabilidad.» «Te cuento… Hace 17 años que soy docente en esta facultad…, y mi esposo ...

... falleció hace 5 años, en un accidente… Desde que me confirmaron en la cátedra, durante mucho tiempo, estando casada y siendo conocimiento de todos, nunca faltó algún estúpido que se quiso tirar un lance…, como si yo engañara a mi esposo con cualquier idiota. ¡Ni te cuento cuando quedé viuda! ¡De todo tipo y color! Algo insoportable. Por eso no encontré otra manera de sacármelos de encima que ser manifiestamente hosca.» «Perdón “prof”… digo Victoria. Acá me voy a meter y violar su creencia sobre mí…» «Tuteame… o no te habló más.» «Es que…, bueno…, me siento muy raro con ust… digo vos… ¿por qué yo?» «Te lo dije…, y no tengas más problemas conmigo. Ahora podés decirme todo lo que se te dé la gana. ¡De otra manera pensaré que me considerás una vieja!» «Eso jamás… Se hacer cálculos… Si su… “tu” hija tiene 33 años, ust… perdón, vos…, fuiste madre a los 15…, según mis cálculos…» «¡Jajaja! Tengo 58, Dani. No soy una nena. Me casé a los 24 y 29 años después… falleció mi esposo. Siempre lo amé…, y a mis hijos…, que son dos… Creo que te lo dije…» «Si, “me”… dijiste» «¡Jajaja! ¡Estás aprendiendo!» «Pero… sos un milagro de la biología… y la genética.» «Trampitas…, Dani. Me cuido, en todo…, la comida, las “cremitas”, mucho gimnasio…, buenas amigas…, y ser profesora de jóvenes también me mantiene más joven.» «Pero los chicos dicen que sos muy seria…, buenísima profesora…, pero no le das una sonrisa a nadie…» «¡Jajaja! Es actuación. A vos te sonreí… ¿no?, creo que al segundo o tercer día, en que ...