Estrenando sumisa - Relatos Eróticos

Estrenando sumisa

... volvía a acercar su cabeza con una mano y separaba mis labios vaginales con la otra, facilitando así el acceso a mi órgano. La hice lamer, besar, chupar y succionar mi clítoris hasta que me corrí. Entonces, deslizando mi mano hasta sus bragas, comencé a acariciar su erecto pene a través de la tela- Muy bien mi niña, ya vas aprendiendo a tratar a tu señor. Ahora te toca a ti… túmbate en la cama, boca arriba, ¡Vamos! - la apremié.
Mientras ella se tumbaba en la cama, yo le fui colocando los brazos sobre la cabeza y situándome entre sus piernas, de tal forma, que tenía que mantenerlas mínimamente abiertas. Comencé a besar suavemente su frente, ojos, nariz, mejillas hasta llegar a su boca. Introduje mi mano por debajo de su camiseta y comencé a acariciar su vientre, subiendo despacio hasta sus operados pechos. No eran especialmente grandes, pero me pude entretener jugando con ellos y alternando caricias y pequeños pellizcos en sus pezones, mientras cada vez alargaba más los besos.
-Así me gusta, que seas una niña buena y sumisa- le dije mientras le quitaba la camiseta- ahora, te toca decidir, ¿Vas a comportarte cómo una niña buena y obediente o voy a tener que castigarte nuevamente? - pregunté, mientras comenzaba a besar su marcada clavícula e iba bajando hacia sus erectos pezones.
-Seré una niña buena y obediente, señor – respondió mientras acariciaba mis genitales con su rodilla.
-Así me gusta- dije mientras introducía mi índice en su boca para posteriormente recorrer con ...

... su saliva el contorno de sus pechos, a la par que con mi mano libre sacaba un par de grilletes de cuero para sus muñecas y otro para sus tobillos- Ahora, no te va a quedar otra que confiar en mí – le puse los grilletes de las muñecas y los até el uno al otro con los brazos estirados sobre su cabeza – No te muevas- ordené y le di un rápido beso, mientras recorría sus brazos desde sus dedos hasta sus axilas haciéndole cosquillas con mis dedos. Recorrí también su costado y sus piernas hasta alcanzar los tobillos y poner los otros dos grilletes. Cogí una cuerda y pasé un extremo por el gancho del grillete izquierdo, después até ese mismo extremo al somier de la cama y deslicé la cuerda hasta su cabeza, pasando el otro extremo por los grilletes de las muñecas, atándola nuevamente al somier y volviendo a bajar hasta poder hacer lo mismo con su tobillo derecho. De este modo, la tuve inmovilizada a mi merced. 
Me tomé mi tiempo para recorrer todo su cuerpo con las yemas de mis dedos y seguí lamiendo y besándolo a mi antojo. Recorrí sus brazos, su pecho, su abdomen y me desvié hacia sus ingles y piernas con mucho cuidado de ignorar sus genitales. De tal modo, que podía ver el deseo ardiendo en sus ojos, cuando volví a aproximarme hacia ellos y lentamente comencé a besar su glande. Comencé a deslizar mi lengua lentamente, desde el glande hasta sus afeitados huevos y sin dudarlo, me los metí a la boca succionando ligeramente. Sentí cómo se estremecía de placer y volviendo a subir hacia ...