1. Euterpe y Tauro (4)


    Fecha: 24/07/2018, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Barquidas, Fuente: CuentoRelatos

    ... solución de continuidad entre las imágenes, Juan, en la bocana del portón de cuadrillas de la Monumental de las Ventas, envuelto en su capote de paseo, pisando ya la arena, momentos antes de iniciarse el “paseíllo” de las cuadrillas; y, todo telendo, braceando con garbo y aplomo, haciendo el paseíllo…y recibiendo al burel, con una larga cambiada, de rodillas, en el mismísimo "portón de loz zuztoz”, la puerta de toriles… O estirándose con el capote, por verónicas, chicuelinas, medias verónicas, y con la muleta, por naturales, redondos, trincherazos, pases de pecho, afarolados, molinetes…
    
    El chiquillo pisó el escenario distraído, mirando, curioso a todas partes, deslumbrado, y no tanto por los focos de luz clavados en su padreo y él, sino, más que nada, por la algarabía de gritos, aplausos y vítores desatada nada más aparece la pareja, padre e hijo, en el escenario. El crío anduvo así unos pasos, hasta que sus ojos divisaron la figura de su madre, toda sonriente, toda feliz, momento en que ese Vanechka pequeño, tan sonriente como su madre, echó a correr hacia ella, desasiéndose de la mano de su padre que, sonriendo feliz, dejó marchar al chiquillo hacia los maternales brazos de una Yelena que, acuclillada, amorosa se los tendía, pues la mujer de Juan Gallardo resultó ser no sólo una amante esposa, sino también una verdadera madraza para su pequeño Vanechka
    
    Abrazándole, Yelena alzó en brazos a su hijo, casi al mismo que su marido se allegaba a ella y al niño; ...
    ... sosteniendo entre los dos al pequeño, marido y mujer se abrazaron, se besaron, en las mejillas y en un piquito, en los labios. Y de inmediato, Yelena, enlazada y enlazándose por la cintura con su marido, se volvió a ese público que abarrotaba la sala, aplaudiéndoles a rabiar
    
    – Sí; estos son mis dos hombres… Mis dos Vanechkas: Mi marido y mi hijo… ¡Él es español!... ¡Y torero…“togueadog”!… ¡“Togueadog” valiente!…
    
    Yelena, para esas alturas, hablaba ya más que bien el castellano, el español, pero a su público le había hablado en su lengua vernácula, el ruso, intercalando ese vocablo francés, “togueadog”, como forma folclórica, bien conocida por todo el mundo, “y parte del extranjero”, como en otro tiempo, jocosamente, decíamos en este viejo lar de la “Piel de Toro”. El chiquillo, aupado en los maternos brazos, se despepitaba mirando, todo intrigado, absorto, lo que veía, ese gentío que colmaba el teatro a rebosar, aplaudiendo a rabiar el conjunto que formaba la pareja y su hijo; así, intrigado, expectante, en brazos de su madre, pasó el crío unos minutos, hasta que, sonriente que era un cromo verle, empezó a señalar, con su dedito índice extendido, firme, a los espectadores, riéndose, abiertamente ya, en casi carcajadas, las que un niño puede dar, para acabar aplaudiendo él también con sus dos manitas, mientras seguía ríe que te ríes. La reacción del público, entonces, ya fue atronadora, casi rompiéndose las manos de tanto, tanto, aplaudir. Y la satisfacción y orgullo de sus ...
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