1. Charo y Raquel, mis profesoras del instituto


    Fecha: 01/07/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... lamparita y volví a empalmarme de inmediato. Dormía, podía escuchar su respiración pesada, en el cuarto había un aroma a vino, parecía que había bebido bastante, daba muestra de ello toda su ropa echada sobre una silla, no estaba doblada, falda, camisa, sujetador y braga, tirada de mala manera. Estaba destapada, tenía la sábana reliada en una pierna, la otra al aire, el camisón lo llevaba subido hasta la cintura, estaba medio tumbada sobre un costado dándome la espalda, la pierna de abajo estirada y la de arriba flexionada, tenía una visión completa de su culazo. Era un culo grande, blanco, de nalgas gordas, la postura no me dejaba ver entre sus piernas, las tenía apretadas.
    
    Me levanté sin hacer ruido y cogí la braga que estaba en la silla, me la llevé a la nariz, estaba mojada, olía a orina, aunque tenía un leve aroma a ella y a sexo. Charo estaba roncando levemente, no eran unos ronquidos fuertes, pero se notaba que estaba profundamente dormida. Cogí el sujetador, era muy grande, me cabía la cara en cada una de las copas, y olía a ella. Mí polla se había puesto dura en la primera aspiración que había hecho de las prendas. Solté las prendas y me fijé más en ella, dormía, de eso estaba seguro, me acerqué a mirarla de cerca, me atreví a acercar mí cara a su culo y aspirar el aroma que salía de ella, olía a pipí, olía a sexo, incluso un leve olor a mierda.
    
    Me acerqué tanto que tuvo que sentir mí respiración en su piel, y se movió en la cama, se había puesto boca abajo ...
    ... del todo, y había abierto las piernas, podía ver parte de su coño, veía sus labios menores, asomando arrugados y de un color mucho más oscuro que el resto de su blanca piel, tenía vellos en los bordes de su coño, vellos negros, no largos, cortos, como sí le estuvieran creciendo, pero se notaban que eran vellos finos.
    
    Volví a acercar mí cara a esas dos gordas nalgas que sentía de vez en cuando moverse levemente como flanes con su respiración. Me atreví a aspirar con fuerza tan pegada a ella que el olor a mierda se hizo más evidente, volvió a moverse y llevó su mano izquierda a su culo, se estaba rascando y al hacerlo me estaba dejando ver la raja entre sus nalgas, pude ver por unos instantes el agujero casi negro de su ojete, era un orificio estriado y grande, las estrías abultaban, haciendo que ese agujero se viera perfectamente, parecía un pequeño volcán. De pronto volvió a moverse y se giró completamente en la cama, quedó boca arriba, con las piernas abiertas. Antes de mirar su cuerpo, miré su cara, al cabo de unos segundos volvía a roncar, ahora algo más fuerte, seguía durmiendo.
    
    Entonces me atreví a mirar ese cuerpo. Sus tetas estaban aprisionadas por la tela del camisón, era tan calado que se veían perfectamente, enteras. eran inmensas, grandes, algo aplastadas por la postura, pero aún así, abultaban una barbaridad, blancas, muy blancas, tenían una areolas pequeñas del color del chocolate con leche, y unos pezones que abultaban, grandes, muy grandes, enmedio de esas ...
«1234...20»