La isla desierta - Relatos Eróticos

La isla desierta

... feliz. El tiempo seguia pasando y ya nuestras constantes masturbaciones individuales parecía que dejaban de tener el mismo placer que al principio.
Como hablabamos mucho, un día le pregunté sobre el sexo. Le preguntaba que cuanto se masturbaba y me dijo que casi todas las noches 2 veces, pero que ya estaba cansado de jalarsela solo y que no sabía que hacer.
Ambos pensabamos lo mismo, ocupabamos un orificio de carne para saciar nuestros deseos, pero ninguno se atrevía a decirlo. En eso él me dice: he pensado que podríamos ayudarnos mutuamente a satisfacernos, pero nunca he tenido
relaciones homosexuales y la verdad nunca me ha gustado mucho esa idea, me dijo, pero ya no puedo seguir jalándomela yo solo. Yo le dije... la verdad que también lo he pensado, pero no quiero asumir el papel de mujer. Entonces
hagamos una rifa, el que gane hace de hombre y el que pierda de mujer. Acordamos hacerlo así y cortamos una ramitas y el que escoja la más pequeña ese pierde. Para mi desgracia perdí yo. Entonces me dijo, bueno Armando, serás mi mujer esta 
noche. Alistate bien y lavate bien que esta noche iré a tu casa. Yo iba a mi casa maldiciendo mi suerte... que desgracia tendré que poner el culo... ahora que hago,pensé. Resignado a mi suerte, me lavé bien y cagué todo lo que pude para no llenar de mierda
toda mi cama. Me limpié el culo todo lo que pude y traje un poco de leche de coco, para que me lo pasara antes de meterme la pinga el desgraciado de Tony.
En la noche me desnudé ...

... completamente y me acosté en la cama, tenía muchos nervios y mariposas en el estómago. Y se me ocurrió algo para salvar un poco la situación. Todo esto me tenía muy exitado y tenía el riel bien parado.
Cuando Tony entró y me vio con el pito en alto se acercó sonriendo maliciosamente y yo le dije... no te puedes coger a tu mujer hasta que la hayas dado una buena mamada. El maldito de Tony abrió los ojos grandes y asustado por lo que le
acababa de decir... si me quería penetrar, me tendría que mamar la pinga. Pero ya los dos estabamos a mil y Tony se quitó la ropa y con un poco de asco se fue acercando a mi pinga parada. con la boca justo al frente de mi riel, respiró ondo,
cerró los ojos y abrió la boca. Así se fue tragando toda mi pichota...yo la verdad tenía un gran gusto de por lo menos haber cambiado mi culito virgen por una mamada. Tony se fue acostumbrando a la sensación de tener mi pinga en su boca.
Y resignado me dió una muy buena mamada. Al rato me dice... bueno Armando de cuatro patas que ese culito lo voy a hacer mio. Le pedí misericordia y que se untara la leche de coco que había preparado. Así lo hizo. Pero no tuvo mucha paciencia.
Rapidito me la fue metiendo y un terrible dolor me llegó a mi trasero, pero bien que mal algo se sentía rico. Tener nuevamente un cuerpo caliente que le proporcione place era bastante reconformtante, aunque no era lo más rico.
Mientras yo pensaba todo esto, y la verdad, con más dolor que placer, esperaba que Tony descargara rápido ...