1. La vi crecer (Capítulo 2)


    Fecha: 22/03/2023, Categorías: Incesto Autor: Gabriel B, Fuente: CuentoRelatos

    ... que uno le agarra el gusto al peligro, es difícil no tentarse cuando se presenta la oportunidad.
    
    Me acerqué al baño, evitando hacer ruido. Me incliné. Mis ojos se alinearon con la abertura de la cerradura. El sol entraba a raudales. Detrás de la cortina se veía la silueta de Lelu. Una sombra curvilínea. Noté que una mano, la cual supuse que sostenía el jabón, se metía entre las piernas y frotaba el muslo, o tal vez el sexo. Mi verga comenzó a despertarse. No había vapor, seguramente se estaba bañando con agua apenas tibia. Lelu frotaba su cabello, enjuagándolo una y otra vez.
    
    Cada instante que pasaba me decía a mí mismo que ya era hora de dejar de espiarla, porque era muy riesgoso, y después de todo, solo estaba viendo una sombra. Sin embargo, me resultaba imposible apartar la mirada de ahí. ¿Qué pasaría si Carmen, habiéndose olvidado algo, volvía a casa y me descubría espiando a su hija? Sería el final de todo, sin dudas. Ya nunca volvería a ver a Lelu.
    
    Ahora me sorprendo, mientras escribo estas líneas en plena medianoche, del hecho de que la posible ruptura de mi matrimonio, no me preocupaba ni la cuarta parte de lo que me horrorizaba la idea de no volver a ver a mi hijastra.
    
    Lelu descorrió la cortina. Estaba acostumbrado a verla con prendas diminutas, que dejaban más piel al desnudo de la que cubrían. Pero nunca imaginé poder observarla, de tan cerca, completamente desnuda.
    
    Dio un paso para salir de la bañera. Se había secado el pelo con una de las ...
    ... toallas, pero ahora, frente al espejo, frotaba cada parte de su cuerpo para secarlo. Sus pechos turgentes y enormes, estaban tan firmes como solo una chica de dieciocho años puede tenerlos. Por primera vez en mucho tiempo descubrí algo que no conocía de ella: sus pezones eran rosados.
    
    La toalla se frotó en su cuello y en sus tetas. Luego Lelu se secó la espalda y la tela rasposa también tuvo el honor de restregarse en los enormes cachetes del culo.
    
    Se inclinó. La toalla se metió entre sus piernas. En un momento giró un poco a la derecha y pude ver la hermosa mata de pelo oscuro de su pubis.
    
    Cuando estuvo totalmente seca, salvo por el pelo que, aplastado, estaba corrido a un costado, descansando sobre su hombro, se miró fijamente en el espejo.
    
    Imitó algunas de las poses que solía hacer para sacarse fotos. Particularmente esas donde, estando de perfil, se las arreglaba para que el culo salga perfectamente en la imagen. Lelu parecía estar muy orgullosa de su físico, y no era para menos. Su figura de cintura de avispa y nalgas y pechos generosos, eran el estereotipo ideal de belleza.
    
    Mi sexo estaba duro como una roca. Esta vez no podría disimular mi erección. No me quedaba otra, tenía que retirarme. De todas formas, lo que acababa de ver quedaría grabado en mi retina para siempre.
    
    Cinco minutos después, con mi erección controlada a medias, Lelu salió del baño con una toalla envolviendo su cuerpo, y otra en el pelo.
    
    Creo que, después de tanto maquinarme, ese fue el ...
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