1. Negruras existenciales


    Fecha: 17/03/2023, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Thotem, Fuente: CuentoRelatos

    ... chof, chof, chof sonoros cogieron más fuerza. Bramaban los dos, jadeaban en el orgasmo. Quedaron quietos los dos, en un largo bufido. Pamela también saco su dedo mojado.
    
    — Faltan 10 minutos, llévame a casa ya — dijo él en tono apresurado.
    
    Pamela puso el coche en marcha y condujo mientras ellos dos se recomponían la ropa. El stripper pidió pañuelos y Pamela de su guantera saco los Kleenex. Pamela pudo observar cómo se quitaba el preservativo, en su punta había abundante semen, se limpió la polla con los pañuelos. Vanesa también cogió unos cuantos y se limpiaba el coño de forma vertical. Llegamos. El joven bajo del coche, Vanesa dijo:
    
    — He disfrutado mucho, no me das un beso de despedida.
    
    — ¡No! No quiero que mi novia note en mi aliento que he estado con una puta — dijo dando un portazo en las narices de Vanesa.
    
    Para Pamela fue una experiencia fuerte, a la mañana siguiente y con su marido y sus hijos de viaje de negocios (la muestra de camiones Volvo turbo alimentados para reciclaje) en otra ciudad hizo que fuera a hacer la compra. Miró la parte trasera del coche y vio el preservativo y los pañuelos usados sobre el asiento trasero, se le había olvidado, tampoco en ese momento pensó en ello. El preservativo no habiéndolo anudado dejo semen sobre el asiento. También eran evidentes las manchas de flujo de Vanesa.
    
    Vanesa no acudió al gimnasio en los días siguientes, le informaron que se mudaba a otra ciudad, tuvo la deferencia de venir a despedirse de la gente ...
    ... del gimnasio, vino acompañada de su marido, un hombre trajeado, con bigote canoso. Dijo que había sido un placer el “habernos conocido a todos los que nos gusta el Gym” remarco el gym en tono engolado. Pero habían ascendido a su marido y iba a ocupar un cargo relevante en otro hospital, recalcó que se lo merecía mirando a los ojos de perro asustado de su marido y él, por su parte en un alarde de sinceridad dijo la frase hecha manida y redundante “detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer”.
    
    Matambo Sarengo Sistoteles era negro como el carbón, de complexión atlética y una envergadura que rozaba los dos metros, llegó sin trabajo hacía tres años, venía de otro continente, su única baza es que hablaba el mismo idioma. Busco trabajo, hizo de barrendero, friegaplatos hasta que llego al local “Stripper mans” para cubrir la plaza de limpiador de sala y vasos sucios. Allí donde la gerencia se dio cuenta del potencial de Matambo, al poco tiempo de estar allí la dirección le pidió una prueba de físico y tonelaje de cipote. A primera vista se dieron cuenta de que a pesar de sus 30 años era un material aprovechable, oro a pulir.
    
    Sus 25 centímetros de pene impresionaron; era feo pero parecía guapo, esa faz salvaje podía tener pegada entre el público femenino. Fue adiestrado, y sí, ahora era el stripper por excelencia del local. En esos dos años había triunfado con sus maneras, gestos y provocaciones. Se había follado todo lo habido y por haber, demostrando un gran poderío y ...
«1234...9»