1. Sati


    Fecha: 29/01/2023, Categorías: Sexo Interracial Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... humo que el viento lleva a la ciudad, como si, por fin, los dioses se confabularan con ella y la ayudaran a decirle a todo el pueblo que no han podido con ella, que Salila se marcha a ser feliz, a encontrar el hueco en el mundo que no tenía en las llamas de la pira de su esposo.
    
    Salila anda hacia el norte, cantando como cuando niña. A la orilla del río, el hombre negro, de rodillas, sufre un violento ataque de tos. Salila se arrodilla a su lado.
    
    - ¿Qué te pasa? ¿Te duele algo?
    
    Él no contesta, pero sonríe entre tos y tos por que Salila está allí. La besa tiernamente en los labios, todavía arrodillados los dos y le dice algo en su idioma. El idioma que Salila no entiende y que hubiera dado la vida por entender.
    
    Tras ese primer beso, los labios parecen imantarse. Vuelven a besarse, en un beso más largo. Ya no hay tos, ya no hay dolor. Los dos desconocidos se besan y caen sobre la hierba. Salila no sabe de medicina, en ese momento sólo sabe de amor y con ello quiere sanar a su amante desconocido.
    
    Deja tumbado al hombre sobre la hierba y desenrolla la tela de algodón que hace las veces de pantalones. El negro (aunque su piel, algo más pálida, ya no parezca tan negra) no dice nada, se abandona a las caricias de Salila que, en poco tiempo, hace despertar a la bestia de entre sus piernas. Sonríe de nuevo el pálido negro al sentir la lengua de Salila sobre su bálano. Se estremece.
    
    Salila se monta de nuevo sobre su amante africano. Aquél que tantos kilómetros ha ...
    ... recorrido para acabar endulzando su vida. Aquél cuyo rostro le hace parecer a punto de empezar el viaje a una nueva vida. Aquél que suaviza el gesto en mueca de placer cuando nota el apretado sexo de Salila abrazar el suyo.
    
    Y son de nuevo dos desconocidos alegrando una vida. Esta vez le toca al extranjero africano, que prepara, alfombrado de amor, su camino hacia su próxima reencarnación. Nadie le ha dicho a Salila que él espera que Azra'il, el ángel de la muerte, lo lleve al paraíso a disfrutar con las huríes que, si Allah tiene algún gusto, y seguro que lo tiene, se parecerán a Salila.
    
    Pero ahora, ni uno ni otro piensan en dioses, ni en ángeles, ni en nada que no sean sus cuerpos morenos uniéndose de nuevo cerca del río. No tarda mucho el africano en derramarse nuevamente en el interior de Salila. Con espasmos débiles, acaba dentro de la hindú, que le sonríe y le besa amorosamente.
    
    - Sukram. Sukram janila.- carraspea él en su bello idioma. Salila no entiende, pero lo toma por un “Gracias”.
    
    - ¿Cómo te llamas?- pregunta Salila, aún desnuda como el africano, tumbada a su lado.
    
    Él no logra entender. Encoge los hombros y sonríe, mueca forzada en su rostro adolorido. Salila se señala y dice:
    
    - Yo, Salila.- Salila. “lágrima”. El hombre asiente y repite el gesto.
    
    - Habib.- Habib. “amado”.
    
    Habib y Salila se besan. Por fin se han conocido. Ella se queda cuidándolo todo el día. Le lleva agua, le da algo de la comida que lleva, hace incluso un té para ayudarlo a ...
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