1. Médico sin fronteras


    Fecha: 09/01/2023, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... pasión. Despues de horas de soledad y aburrimiento nuestros deseos se desbordan, nos besamos, nos abrazamos y nos entregamos uno al otro.
    
    - "Ven … pasa….vamos al reservado de mujeres… aquí no vendrá nadie", me dice con voz entrecortada invitándome para que la siga.
    
    Vamos hacia allá, y nada mas cerrar la puerta nos lanzamos a devorar literalmente al otro.Ella me muerde los labios y el cuello; me saca la camisa, la desabrocha y acaricia mi pecho velludo.
    
    Yo la beso apasionado, metiendo mi lengua bien profunda, al tiempo que mis manos buscan desesperadamente el contacto de su piel por debajo de la camisa y encima de la redondez de sus curvas.
    
    Sin pensar que nadie puede interrumpirnos, nos desnudamos mutuamente dando salvajes tirones de las prendas. La tomo en volandas, ella enrosca sus piernas alrededor de mi cintura y nos volvemos a besar como dos posesos.
    
    La llevo hasta una pared, nos apoyamos y la hago descender hasta que la punta de mi verga, dura como una roca, roza con la entrada de su conchita.
    
    Esto nos hace estremecer a los dos, y por un instante detenemos nuestra danza amorosa para sentir sin distracción alguna como mi verga se va hundiendo poco a poco, pero sin vacilación en su rica conchita.
    
    Una vez dentro, me apresto a bombear fuerte apoyando su espalda contra la pared. Ella está colgada de mi cuello, dejándose llevar, y dejándose clavar hasta lo más profundo.Mientras me besa el cuello, me mordisquea la oreja o me lame babeando mucho todo el ...
    ... cuello.
    
    Yo con mis manos la sujeto firme por los muslos o cogiéndole por los cachetes del culo, lo que me permita balancearme con fuerza tanto de atrás hacia delante como de abajo hacia arriba.
    
    Cuando así lo hago, da la sensación que llego hasta el fondo de su cuevecita y la hago saltar en cada acometida soltando un gemido muy estimulante.
    
    Pongo los dos brazos por detrás de su cintura uniendo las manos. Esto le permite soltarse de mi cuello, dejarse caer hacia atrás doblando la espalda y clavándose mi verga hasta bien adentro.
    
    Así sujeta, me balanceo adelante y atrás haciendo que mi polla entre con fuerza hasta aplastarse con fondo. Ella se siente romper por dentro, grita, se sacude impresionada pero no trata de cambiar de postura. Lo repito varias veces, mientas contemplo como sus pechos se agitan incontrolados delante de mis ojos y como la cabeza va de un lado a otro enloquecida.
    
    Se muerde los labios, gime, resopla y se estremece hasta que un grito violento marca el principio de un orgasmo salvaje, imprevisto y furtivo.
    
    Mientras que su vagina se contrae de forma alocada, me dejo ir y le envío un torrente de semen que pronto chorrea por sus muslos. La recojo en mis brazos, la abrazo fuerte y esperamos a recuperar el ritmo de la respiración.
    
    Tras vestirnos y disimular los rastros de nuestro apasionado encuentro nos prometemos estar en contacto, pero no nos damos ni la dirección ni el teléfono. Por megafonía anuncian el embarque urgente del vuelo de ella hacia ...
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