1. La visita de Jorge


    Fecha: 30/12/2022, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... rápidamente.
    
    Sus dedos se entrelazaron con los míos y comenzó a juguetear con su pulgar contra el dorso de mi mano.
    
    -Voy a apagar la luz, ¿vale? – dije tímidamente.
    
    - Vale. – respondió él algo cortado.
    
    Me di la vuelta quedando de espaldas a él y apagué la luz. En tan sólo una fracción de segundo pude notar su enorme erección contra mis nalgas.
    
    No dije absolutamente nada y me dispuse a dormir, pero Jorge apretó su cuerpo contra el mío rodeando su brazo izquierdo mi cintura. Me besó la clavícula y me deseó buenas noches con una voz muy sensual.
    
    Traté de fingir que no me daba cuenta, pero su erección me apuñalaba entre mis nalgas, llegando incluso a crear una ligera separación entre ellas. Tenía el pene muy caliente y mi coño había comenzado a dilatarse inconscientemente.
    
    Ninguno de los dos decía nada, nadie se movía, pero los segundos y los minutos pasaban y mi apetito sexual iba en aumento.
    
    Sin tan sólo ver algo de su erección, podía poner la mano en el fuego a que se había duplicado de tamaño. Sentía cómo su pene se iba hinchando más y más y cómo la presión de su mano izquierda contra mi abdomen indicaba la intensidad de excitación que callaba.
    
    Mi coño estaba completamente abierto y mi ropa interior estaba comenzando a humedecerse. Juraría que Jorge podía sentir en sus calzoncillos lo mojada que me encontraba.
    
    Minutos más tarde y todavía con un extremo calor en nuestras entrepiernas, me incorporé un poco tratando de aclarar que quería dormir. ...
    ... Pero el resultado fue totalmente opuesto. Había rozado mis muslos directamente sobre su pene de arriba abajo y de abajo arriba al incorporarme, provocando así un suspiro muy intenso que se escapó de su boca.
    
    No pude disimular que aquel frote me había gustado. Mucho. Me había encantado. Sentir el largo trayecto del pene de Jorge contra mi trasero era una sensación muy morbosa, la cual me incitó a repetir el movimiento.
    
    Volví a hacerlo, una, dos, tres, y una pérdida de cuenta de veces. Ahora Jorge me apretaba más contra él, y yo me frotaba más fuerte contra su cuerpo.
    
    Cada vez que realizaba uno de estos movimientos, la costura de mi ropa interior friccionaba suavemente mi clítoris, endureciéndolo poco a poco con una placentera estimulación acompañada de un gran bulto de carne contra la entrada de mi vagina.
    
    Comencé a gemir. Bajito, muy bajito. Pero con el suficiente volumen para que el oído de Jorge lo percibiera.
    
    Su mano comenzó a subir por encima de mi camiseta en busca de mi pecho. Rápidamente dio con él, agarrando de un modo delicado todo su volumen y acariciándolo con movimientos circulares.
    
    Seguidamente sus dedos comenzaron a pellizcar mi pezón y las bolas de mi piercing, endureciendo estos más todavía.
    
    Mientras él no apartaba su mano de mi pecho izquierdo, yo no dejaba de frotarme contra él cada vez con más y más fuerza. Estaba muy mojada, estaba muy excitada, y mi cabeza dejó de formar parte de mi cuerpo desde aquel momento. Había perdido el control. ...
«1234...»