1. De chico a puta: Conociendo a Fernando


    Fecha: 17/06/2018, Categorías: Incesto Autor: Tugatito, Fuente: CuentoRelatos

    ... años, había sido diagnosticada de una enfermedad degenerativa, que día a día hacía su vida más complicada. Sus hijas, ambas universitarias, vivían de alquiler en otra ciudad realizando sus estudios universitarios. El deseo sexual había desaparecido, y era totalmente incapaz de penetrar a su mujer, ahora enferma, y que ya no era la misma de hace 20 años. ¿Triste verdad?
    
    En ese momento, dejé de juzgar a Fernando. En la vida, ponemos valor a una persona por las cosas mal que han hecho. Sin embargo, nos olvidamos siempre de las cosas buenas. Hay tantos sentimientos como circunstancias, y tras aquel hombre que huyó de mi tras follarme la boca, quizás había un hombre en soledad, que había trabajado toda la vida para sacar a sus hijas adelante, que a pesar de no poder penetrar a su mujer la quería como el primer día, y cuya homosexualidad, probablemente había nacido fruto de la imposibilidad de mirar a otra mujer con los mismos ojos que su esposa enferma a la cual tanto quería. Necesitaba ahora de un hombre.
    
    Mientras leía sus mensajes, yo me estaba masturbando. La mete del ser humano es a veces retorcida, y cuando me habló de sus hijas universitarias, mi pequeño pene recordó su pasado heterosexual en un fugaz atisbo de sufrir una erección. No sucedió, yo se lo impedí, metí un dedo en mi culo y volví a ser la hembra de siempre. Ahora que había logrado aceptar mi Yo mujer, no quería perderlo.
    
    Yo, también le conté mi historia. La misma que ya os he contado a vosotros. Ambos ...
    ... fuimos sinceros (o al menos eso creo). Él fue claro, quería que volviese a ser su hembra, no por una noche, sino de ese momento en adelante. Me necesitaba para ahogar sus penas. Él quería pagarme. Yo me negué. No era una prostituta.
    
    Muchos llegados este punto pueden criticar mi relación con él, pero la verdad, es que ambos nos necesitábamos mutuamente. Él, a sus 52 años, necesitaba de nuevo de frescura y juventud que pudieran encender de nuevo la llama, y sobre todo, ver un pene al penetrar para olvidar la imagen de su mujer. Yo, necesitaba de un hombre, maduro, con experiencia, varonil, que me hiciera día a día sentirme como si fuera una mujer. Cada vez era mayor en mí la necesidad de sentirme mujer, tanto que de serlo realmente habría sentido la necesidad de quedar preñada en uno de mis encuentros con él.
    
    Hablamos durante toda la noche, intentando hacer el mínimo ruido con las teclas para no despertar a nadie. Por supuesto, sólo había un tema. El sexo. Sus fantasías, algunas de ellas nuevas para mí. Pies, tacones, medias, tangas, cuerdas, joyas anales. Algunas incluso me avergonzaba hablar de ellas. ¿Qué pensaría su mujer si lo supiese? ¿Qué pensarían sus hijas si viesen a su padre teniendo sexo con un chico de su edad? ¿Qué pensaría mi madre si viese a su hijo a cuatro patas esperando el pollazo de su macho?
    
    Finalmente, llegamos a un acuerdo. Nos veríamos, cenaríamos juntos, y después consumaríamos. Me abriría para él y le entregaría mi virginidad anal. Le dejaría ...