1. Cómo disfruté al novio de mi hija (4)


    Fecha: 19/11/2022, Categorías: Confesiones Autor: MarianaV42, Fuente: CuentoRelatos

    ... caliente.
    
    Tarde creo que unos quince minutos en correrme.
    
    -Gracias, amor, tienes un ano increíble.
    
    -De nada, Ca
    
    No pude terminar de decir su nombre porque sentí cómo su enorme falo empezaba a entrar en mi recto.
    
    Fue horrible.
    
    Grité de dolor, un miembro enorme me estaba violando por el culo. Grité como nunca en mi vida he vuelto a gritar y comencé a orinarme del dolor, Caleb, en cambio parecía no importarle. Detestaba lo que me estaba haciendo, pero al voltear a verlo a la vez que apretaba mis dientes y lloraba, pude ver el éxtasis en su cara. Sus ojos desviados, sus caderas moviéndose solitas, sin mucho pensar. Me estaba partiendo y lastimando y lo estaba gozando.
    
    -Sácalo, sácalo, pendejo, me está doliendo un chingo, amor, no me hagas esto.
    
    -Tú fuiste la que me abrió las piernas, la que me dejó probar tu carne y hacerme adicto a ella, y después pones un plástico entre nosotros, culera.
    
    -Es por nuestra bien, Caleb -estaba llorando y me costaba hablar- si nos descubre... nos van a... nos va a ir mal, amor.
    
    -Pues por el culo nadie te va a descubrir, hermosa, así que grita lo que quieras, pero no me pidas que te lo pinches -Caleb echó sus caderas hacia atrás -¡saque!
    
    Su embestida me hizo perder toda fuera y él se encargó de mantenerme en cuatro. Me levantó con la pura fuerza de su abdomen y me llevó hasta la cama, la caja de trojans tirada todavía junto a la puerta. Me soltó en la cama con desdén y enseguida me abrió mis temblorosas piernas. Su ...
    ... pene llamando a las puertas de su ano. Me metió la boquilla del bote de lubricante, incluso eso me dolió. Y entonces, otra vez, su miembro entró y yo sentía mareos y dolores horribles en toda mi columna y piernas.
    
    Entonces, llegó la primera verdad: estaba a punto de tener un orgasmo. Mi ano era una tortura y mis ingles y columna me estaban matando, pero el cosquilleo ahí estaba, llegué incluso a confundirlo con ganas de orinar, pero aquello no salió como orina, sino como una bala. Mi eyaculación nunca había sido tan dura y tan rápida. Salió por montones y hacía un sonido húmedo al pegar contra las sábanas.
    
    Pasó más o menos un cuarto de hora hasta que Caleb eyaculó en mi culo, sacando su miembro inmediatamente después.
    
    Yo, callada y al borde de un desmayo, me arrastre por la cama hasta el borde, quería bajarme. Pero el terror continuaría. Sentí como sus manos me agarraban de la cintura y me arrastraban hacia él. Su miembro entró otra vez más y, durante más o menos una hora, la cogida consistió en mi corriéndome, sufriendo, llorando y acostumbrándome a lo que se convertiría en una de mis prácticas sexuales favoritas, pero que me dejaría un recuerdo que no sé catalogar como el mejor o el más tormentoso. Sea como sea, estaba empezando a disfrutarlo. Dolía, dolía mucho, pero Caleb estaba eyacule y eyacule y darme cuenta que ese poder lo tenía mi ano, que sin esforzarme podía complacer a un hombre y pensar en Caleb con sus enormes huevos masturbándose porque su mujer no le ...
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