1. Cómo disfruté al novio de mi hija (4)


    Fecha: 19/11/2022, Categorías: Confesiones Autor: MarianaV42, Fuente: CuentoRelatos

    Ya había pasado un mes desde nuestra primera cogida.
    
    Mientras que el sexo era un 10, mi estabilidad no lo era. Cogíamos casi tres veces por semana, casi 5 años de frustración sexual salieron por la ventana junto con mi corrida y esperma de Caleb, pero algo me tenía inquita: mi periodo. Tenía retraso desde hacía dos semanas y mierda, estaba asustada por un posible embarazo.
    
    Caleb me estaba cogiendo en mi cama. Mi esposo no llegaría en otras dos horas y Karo estaba de antro con amigas. Ambos de costado, el uno frente al otro, mientras su enorme verga entraba y salía, raspando mis paredes vaginales y haciendo un "clap" con su pubis y sus testículos con cada empuje que hacía. Su mano en mi cuello, su mirada fija en mis muecas de placer y dolor. Mi orgasmo estaba cerca y, por lo mucho que palpitaba, sabía que el suyo también. Empezó a hacerlo más rápido hasta que, inevitablemente, chorros cristalinos se colaron de entre mis labios y su verga. A pesar de estar cansada, me mantuve en posición para que Caleb terminara también, mucho no le podía faltar. Y mucho no le faltó, pues en cuestión de minutos me estaba ahorcando, cogiéndome brutalmente por la fuerza de sus embestidas y mirándome con esa carita maliciosa suya. Los espasmos de su verga en mi interior denotaban eyaculación, pero no sentí esa calidez en mi interior, esa extrañeza en el vientre. No sentí eso.
    
    Cuando eyaculó, Caleb salió de mi vagina y, con mucho desdén y casi que coraje, se retiró el condón del pene. ...
    ... Parecía que un grupo había eyaculado dentro, estaba bastante llenito para ser sólo una corrida, lo más probable es que haya eyaculado varias veces, pero no me di cuenta. Pues eso, en un solo movimiento tomó el pene y lo lanzó con fuerza y viéndome con ojitos acusatorios.
    
    -Déjame descansar un poco, amor -le dije.
    
    -Tú sí lo sientes y los gozas y todavía quieres descansar.
    
    -Espérate a acostumbrarte, Caleb, te juro que le vas a agarrar gusto.
    
    Caleb claramente todavía tenía aguante y esa enorme verga dura y roja denotaba que, además, necesitaba sacarlo.
    
    Me acerqué al borde de la cama, me puse boca arriba y dejé que mi cabeza quedara colgando. Mi boca y garganta perfectamente alineadas. Se bajó de la cama y acercó su miembro hacia mi boca, haciendo un poco de cuclillas, metió con fuerza su pene en mi boca, lastimándome un poco los costados de la misma, cosa que ya era normal. Empezó a empujar mucho y muy fuerte, abriéndose paso por mi garganta en su camino a mis interiores orales. Me gustaba sentir mi sabor y mi olor combinados con los suyos, pero era grueso, carajo, por lo que el dolor era inevitable. Aun así, era mi forma especial de hacerlo eyacular pronto. Y funcionó. Caleb me tomó de las sienes y empezó a mover su pene en el interior de mi garganta con más fuerza, yo al borde del desmayo por la dificultad que me causaba al respirar, mi nariz cubierta por sus testículos que pegaban una y otra y otra vez contra mi cara. La corrida salió y ese sabor potente me raspó la ...
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