1. En un día plomizo y oscuro


    Fecha: 04/09/2022, Categorías: Sexo Interracial Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... miraban con deseo inconfesado, sin necesidad de palabras que les descubriesen al otro. Un deseo irrefrenable por el guapo moreno que no sabía ni quería que la abandonase.
    
    Caminando por la playa solitaria sentía en su sexo una presión cálida y urgente que la atenazaba y respondía a sus pensamientos, a su reflexión, a su imaginación referidas a Mario, a Mario desnudo y fuerte sobre el lecho de su hija. La imagen había resultado demasiado vívida incluso para ella, el recio aparato traspasando el sexo lubricado y abierto de su hija mientras ella le cabalgaba cual amazona sedienta de mucho más. Enlazada por la cintura, los pechos de la joven botaban arriba y abajo cada vez que el miembro viril le alcanzaba lo más hondo de su ser.
    
    No sabía qué ocurriría pero lo que sí tenía claro es que no pensaba marchar de Llanes. La compañía del hombre la hacía bien y también se lo hacía a Casandra, tal como había podido comprobar de primera mano. La puerta entreabierta del dormitorio de su hija y ajenos a su presencia, retozaban como perros lo que la hizo crecer aún más el deseo por el chico. No quiso pensar más en ello. Los acontecimientos traerían por sí solos la respuesta que ella ni se animaba a estructurar.
    
    - ¿Mario, dónde estás maldito? –un ramalazo de pasión le corrió entre las piernas.
    
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    Entró en la casa y, tras colgar la cazadora en la percha, se dirigió a la cocina. Aspirando con fuerza sintió el rico aroma del pavo al horno. Todavía ...
    ... faltaba una media hora para que terminara de asarse. Vio la mesa lista y ordenada. Cogiendo una botella de la bodega, la abrió y se sirvió una copa de vino tinto bebiéndolo de un sorbo. Aquella caminata le había provocado una sed terrible. El líquido fuerte y espeso recorrió su cuerpo como una llamarada y la liberó inmediatamente de la opresión que le habían producido tantas reflexiones contradictorias así como tantos sentimientos confusos.
    
    Salió de la cocina y tomó la baranda, comenzando a subir uno a uno los escalones camino del piso superior. Alcanzó el primer piso y se disponía a entrar a su cuarto cuando le llamó la atención un largo gemido que provenía de la habitación de su hija.
    
    Rosa continuó escalón tras escalón para, al fin, alcanzar la segunda planta. Así llegó hasta la puerta del cuarto de Casandra. La puerta se encontraba entreabierta ofreciendo paso libre a la mujer. En ese instante, Rosa sintió que la acometía el mismo temblor vergonzoso que había experimentado aquella vez en que, siendo niña, había espiado la desnudez de su padre. Pensó en volver a bajar sin ver lo que pasaba, pero la curiosidad malsana se apoderó de ella haciéndola buscar conocer el motivo de aquel prolongado gemido.
    
    Entró en el cuarto de su hija y escuchó un jadeo conocido que provenía del baño. Se acercó sigilosamente a la puerta abierta y sin poder ni querer evitarlo espió el interior. Lo que vio estuvo a punto de hacerla gritar de desesperación.
    
    Mario tenía aferrada a Casandra ...
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