1. En un día plomizo y oscuro


    Fecha: 04/09/2022, Categorías: Sexo Interracial Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... clítoris, realizando un contrapunto de caricias enloquecedoras entre el masaje al que sometía el ano y la turbadora presión con la que manoseaba el clítoris.
    
    - ¡Oh Dios, es increíble! ¡Me co… rro, me corro… sigue, sigue haciéndolo!
    
    Casandra había perdido totalmente el control de su sexualidad y se corrió convulsivamente con las caricias interminables del hombre que no se detuvo cuando comprendió que la muchacha había alcanzado el éxtasis.
    
    La rubita se sentía totalmente enajenada, retorciéndose bajo el poder de las manos masculinas que la fascinaban con su continuo roce a lo largo de las nalgas y los muslos. Gritando y sollozando su placer creciente, miles de estrellas llenándole la cabeza en forma de orgasmo concentrado y agotador.
    
    - Me estás matando, estoy ardiendo de placer, ardiendo… -repetía sin cesar la mujer transida de deseo.
    
    - Córrete muñeca, córrete... lo estás haciendo muy bien –los dedos negros y largos hundiéndose en lo más hondo de su estrecho agujero.
    
    Los ojos le brillaban de un modo especial y desconocido hasta entonces para su apuesto acompañante, reclamando mayores atenciones, clavada la mirada en la del hombre a través de la luna del espejo. Los cabellos alborotados y el rostro descompuesto la hacían todavía más bella para Mario. Gimoteaba, respiraba afanosa, se retorcía bajo el poder de aquel éxtasis prolongado e intenso.
    
    Fue cuando Mario sacó el dedo que había hundido en el recto y eso la hizo gimotear quejándose abiertamente. ...
    ... Necesitaba más, su culito estrecho se había acostumbrado a la presión y ya no quería que la abandonase. Sin decir palabra y cogiéndose el miembro entre los dedos, lo acercó a la entrada cerrada y poco a poco empujó introduciendo con fuerza el glande oscuro y lubricado. Centímetro a centímetro, hundiéndose con evidente dificultad para entrarle primero la cabeza y luego algo del tallo sin dar lugar a la súplica.
    
    La mujer se quedó sin respiración, aquella presencia la ahogaba. El muchacho siguió acariciando el clítoris mientras por atrás hundía más y más el miembro en el recto relajado y cada vez más dilatado de su joven conquista, sintiendo al tiempo las convulsas sacudidas involuntarias con que el cuerpo femenino se hacía a la penetración devastadora.
    
    - ¡Me quema, me quema el culo! ¡Con cuidado, con cuidado! –el rostro en tensión por el que resbalaban las primeras lágrimas de intenso dolor.
    
    - Tranquila pequeña, tranquila… deja que yo lo haga… tú solo relájate… -le escuchó decir, pensando para sí que era más fácil decirlo que hacerlo.
    
    Su pobre culito le dolía horrores, el miembro grueso y de grandes dimensiones empezó a resbalar hundiéndose tímidamente en su interior, Lento muy lento, parecía barrenarla por dentro. Casandra contenía el aliento para gozar totalmente de aquella penetración enloquecedora, en realidad no podía hacer otra cosa notándose empotrada contra el baño que le servía de necesario apoyo. Suspiró varias veces tratando de acomodarse a la invasión que la ...
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