1. Su piel, mi fetiche


    Fecha: 27/08/2022, Categorías: Sexo Interracial Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... abierto, probarla y morirme con su sabor fuerte de perra en celo. Sabía que me estaba poniendo límites, que me estaba provocando. El aceite estaba de más… cuando tendrían que ser mis manos las que hicieran el trabajo para obtener un resultado perfecto. No le iba a dar el gusto de hacerlo tan fácil.
    
    - Si sudas… mejor. Pondré los focos.
    
    Y esa mujer sudó.
    
    Y yo también.
    
    No se anduvo por las ramas, y yo tampoco. La sesión, apenas iniciada, tuvo que ser pospuesta indefinidamente, cuando nada más comenzar retiró la tela de sus bragas a un lado y me expuso, con las piernas abiertas, su vulva bien rasurada. Sus pliegues sonrosados contrastaban dulcemente con el resto de su cuerpo, oscuro como el ébano. Separó los labios menores, mostrando un paraíso húmedo y cálido, y me perdí e ellos.
    
    - Sabes que lo estás deseando…
    
    Creo que dejé la cámara en el suelo, pero tal vez solo cayó de mis manos antes de avanzar y enterrar la cara entre sus piernas. Ni un beso, ni una caricia… solo una salvaje necesidad de probar su sabor.
    
    Meses probándola. Metiendo mis dedos en ella, lamiendo su sexo, arrancándole orgasmos. Meses llenos de gemidos ahogados contra su piel, cuando su lengua trabajaba mis partes íntimas, y yo me aferraba a sus pechos clavándole las uñas en el último momento.
    
    Y ahora esto…
    
    Cuando el segundo tío se acerca a ella por detrás, mientras mi diosa cabalga al primero, sentado en una silla de la cual peligra la integridad de alguna pata con el meneo de sus ...
    ... caderas, yo monto en cólera. Su culo prieto moviéndose sobre la polla de mi amigo al menos ha calmado mi ansiedad, porque hacía mucho tiempo que no lo contemplaba… Tanto, como el tiempo de mi caída en desgracia. Ella se había alejado buscando otros fotógrafos, y por lo que había descubierto, la crisis nos había pasado factura a todos.
    
    Pero este segundo actor viene a quitarme las vistas. Apoya su capullo contra el agujero de mi diosa, y presiona con determinación. Parece que se le va a doblar de la fuerza que hace. Pero su agujero cede, y los dos bombean ahora en su interior, arrancándole gemidos a la negra más negra que he conocido nunca. Y le gusta. Es imposible fingir ese rostro. Mi diosa está gozando de las dos pollas a un tiempo, y más sabiendo que yo la observo. Me regala su imagen, me regala sus jadeos… pero no me mira. ¡Mírame, joder! Y dime por qué no me habías dicho nunca que te iba tanto una verga.
    
    Ramera…
    
    Sé que tengo que sacar alguna puñetera foto, y eso intento hacer. Por una vez en la larga noche no me tiembla el pulso, y levanto la cámara para enfocarle la cara. Poco m importa lo que sucede entre sus piernas, como se la follan esos dos pollones hormonados. Lo que quiero son sus ojos, su boca, el sudor perlando su piel. Quiero eso para las fotos que me llevaré a casa, aunque al final no me den el puñetero trabajo porque me negué a retratar una verga empalando el coño que tantas veces había recorrido con la lengua.
    
    - Nena… regálame esa mirada.
    
    Y ella, ...
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