1. Mamá, morbo, y… estamos solos en casa


    Fecha: 07/08/2022, Categorías: Incesto Autor: MORADO SUBIDO, Fuente: CuentoRelatos

    ... de su copa, me volvió loco y adiviné que la noche iba a ser demasiado caliente.
    
    —Y tu mami, ¿tiene para mucho? —Me sorprendió la pregunta de “Mena”.
    
    —Creo que está bastante entretenida con un “pete”, —le respondí.
    
    —¿Y no te gustaría mirar cómo disfruta?, —Tomándome de la mano me llevó hasta la suitte de mi madre.
    
    —Mami tiene un encanto que envilece a cualquiera.
    
    —Es tan puta y lo sabe disimular tanto.
    
    —¿Uds. tienen sexo lésbico? —Le pregunté a “Mena”, haciéndome el sorprendido.
    
    —Dale Richard, a esa potra no la puede satisfacer un solo tipo, ni una sola hembra.
    
    Cuando nos asomamos por el corredor, reflejada en el espejo del baño, mi madre seguía en cuclillas saboreando la pija de Eduardo, dejando caer sobre sus pechos la miel de su saliva, mientras la sostenía fuerte del cabello apretándola contra su pubis, haciendo que las arcadas dejaran percibir su garganta profunda; en esa cogida bucal se dibujaba en relieve en los cachetes la erección tremenda de “Edu”, que se descubrió cuando se la quitaba e introducía en la boca, cuando mi madre levantando la vista, le dijo —Quiero más, quiero tu leche—. Le volvió a dar una tremenda mamada, dejando que su saliva caiga desde ese glande como mieles.
    
    —Primero me voy a sacar las ganas de cogerte… Lau, de acabarte en esa conchita tan putita que tenés.
    
    —Rompeme la colita primero, excitame más con esa pija que me arde de placer, ¡porfi!
    
    Ella se acomodó, apoyando sus manos sobre borde la tina, levantado sus ...
    ... muslos firmes, separando sus altas piernas y quebrando su cadera, Eduardo comenzó jugar con su lengua, enterrándola en ese esfínter antes de comenzar a acomodar su glande en ese culo lubricado por tantos besos negros; los ojos de mi madre se cerraron al placer que inhalaba con su boca, al momento que comenzamos a ver con “Mena” como veintitantos centímetros de pija se enterraban en mi madre, hasta que el ritmo de la cogida comenzó a sentirse en el golpeteo de esos cuerpos. Eduardo embestía con tanta fuerza que mi madre comenzó con clamores de ahogos y suspiros a rasguñar y sostenerse de las paredes. Eduardo la estrujó aún más, mientras la cogida era cada vez más profunda como la larga erección con la que la sometía con más y fuertes embestidas en ese rasgado esfínter.
    
    —Por favor no pares (suplicó mi madre) pero no acabes todavía.
    
    —Que apretadito lo tenés, te juro que te lo voy a seguir rompiendo por un rato largo, putita.
    
    —No pares…. Enterrámela profundo. —suplicó mi madre.
    
    “Mena” que ya se masturbaba a mi lado, me agarró la cara con sus dos manos y me enterró su lengua en mi boca.
    
    —Ahora es nuestro turno Richard.
    
    —Siempre le tuve ganas a tus lolas “Mena”. —Le decía mientras acariciaba su conchita sobre su tanga ya húmeda.
    
    —¿Y qué esperabas tonto? —Me decía mientras me volvía a besar.
    
    Me arrodillé delante de “Mena” y comencé con pequeños mordiscos a saborear sus labios debajo de la seda negra de su tanga, hasta que le introduje mis dedos buscando su punto ...
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