1. Hermanos universitarios


    Fecha: 14/07/2022, Categorías: Incesto Autor: donescrytor, Fuente: CuentoRelatos

    ... y después si dormir tranquilo.
    
    Toda mi perspectiva cambió a partir de ese momento. Empecé a estar más pendiente de cazar situaciones de fisgoneo morboso con ellas. Si bien ambas, por respeto y pudor, se cuidaban de no exponerse desnudas ante mí, tampoco eran tan rígidas como para no tener descuidos que yo aprovechaba, especialmente con Adriana quien pasaba más en el aparta estudio que Laura.
    
    Ellas, acostumbradas a estar solas las dos y a tenerme confianza y verme como el hermanito chico que ya yo no era, a veces prestaban poca atención a taparse o cubrirse del todo cuando estábamos en casa. Así que no era raro que a lo largo de una jornada, Laura saliera en bata de tela delgada y sin sostenes de su alcoba dejando entrever el encanto de sus tetas y hasta el color de sus tangas, también era costumbre que Adriana saliera del baño a medio vestir, con un pantalón puesto, pero en sostenes y su blusa abierta cuando estaba atrasada para llegar a clases. Otras veces Laura se tomaba siestas en mi sofá en falda corta con sus piernas abiertas que dejaban entrever con detalle la moda de sus calzones apretadas los labios de su vagina.
    
    En esa vida de estudiantes fueron pasando los días y semanas. El estudio se me fue haciendo cada vez más arduo, muy distinto al de la época de colegial. A pesar de los azares de nosotros tres en ese aposento estudiantil, no se me había presentado, ni tampoco yo adrede había buscado, otra oportunidad así tan clara de poder ver a alguna de las dos ...
    ... desnuda. La fiebre con mis hermanas se fue apaciguando un poco, a pesar de que de tanto en tanto me masturbaba oliendo los calzones sucios de ambas que muy de vez en cuando dejaban en el cesto de ropas sucias. Laura era más perezosa en ese sentido. Adriana solía lavar sus ropas íntimas mientras se duchaba y salía a colgarlos de inmediato bajo el sol del patio.
    
    Pero todo dio un giro inesperado. Mi hermana Laura cumplía años y Adriana y yo decidimos sorprenderla. Le organizamos una modesta y reducida fiesta sorpresa. Pusimos globos, compramos algo de tragos, hicimos una comida diferente e invitamos secretamente a tres de sus más cercanos amigos a que le cantáramos el happy birthday para comer torta ese jueves por la noche. Nada sofisticado al alcance de un presupuesto estudiantil. Mi hermana Laura se sintió agradecida por ese gesto de hermanos. Le cayó bien porque había estado en un tren estresante de estudio duro por la época de exámenes. Pero yo le tenía una sorpresa que no se la comenté ni a Adriana. Compré unas flores, un ramillete de girasoles porque sabía que le encantan. Lo hice sin otra intención que agradarla. Patricia, mi todavía novia en la distancia, me había enseñado el valor de dar detalles a las mujeres y quise hacerlo con mi hermana mayor en ese día especial. Sin embargo, el arreglo floral llegó un poco retrasado. Solo lo despacharon al día siguiente por la tarde y quien lo recibió fue Adriana porque estaba sola en el aparta estudio.
    
    Yo llegué después ya feliz ...
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