1. Hermanos universitarios


    Fecha: 14/07/2022, Categorías: Incesto Autor: donescrytor, Fuente: CuentoRelatos

    Durante el largo viaje mi espalda me dolía. Era un viaje de doce horas en autobús hasta la capital. Yo tenía sentimientos contrariados. Dejaba mi ciudad, mi barrio, mis amigos y sobre todo a Patricia, mi novia de más de un año y medio de relación, pero no tenía otra alternativa. Debía comenzar en menos de una semana mis estudios universitarios en jurisprudencia. Mi hermana Laura, la mayor, quien ya cursaba séptimo semestre de medicina y mi herma Adriana, la menor, quien estaba en cuarto de arquitectura me esperaban en el terminal de buses para reunirme a mi nuevo hogar.
    
    Podía decirse que los tres éramos unos privilegiados de poder tener padres que se permitían mantener a tres hijos estudiando en universidades en la capital. Laura no solo era la mayor y más madura, sino que además era la más estudiosa y seria de los tres. Mi papá le tenía mucha confianza y de alguna manera ella se sentía legitimada para tomar el papel de nuestros padres durante esos años universitarios. Adriana, a pesar de lo tímida, era más juguetona y de carácter festivo. Tenía esa facilidad para hacer amigos sin necesariamente ser extrovertida. Había obviamente más cercanía y afinidad con ella que con Laura por ser yo el menor de los tres.
    
    Mis hermanas vivían en un aparta estudio de una sola alcoba amplia, una cocineta bien equipada y una sala bastante cómoda y amoblada a solo diez minutos a pie del complejo universitario. Mi papá juzgó que debíamos poder caber los tres para no hacerle la tarea más ...
    ... costosa de lo que por sí ya era y que los tres hermanos estuviéramos juntos.
    
    Mis hermanas tenían en su alcoba, un camarote. Arriba dormía Laura y abajo dormía Adriana, pero al sumarme yo a la familia, se adquirió un sofá-cama que se instaló en la sala para que no tuviera yo que dormir en la misma alcoba con las dos mujeres. Se mantenía esa tradición de que yo, por ser el varón, debía mantenerme separado de las niñas.
    
    La primera noche, poco pude dormir, por la novedad del sofá y por todo el trajín emocional que suponía comenzar una nueva etapa crucial de mi vida y tan lejos de mi entorno, a pesar de estar con mis dos hermanas. Ellas, de todos modos, estaban ya hechas y acostumbradas a esa realidad, pero para mí todo era novedoso.
    
    Los días pasaron y poco a poco me fui adaptando y conociendo mejor a mis hermanas que mal o bien desde hacía tiempo ya no vivían en casa. Laura tenía tres años y medio desde que se había venido a estudiar y Adriana ya completaba los dos años en ese proceso. Cuando Laura se vino a hacer su medicina, yo todavía andaba más pendiente de mi Nintendo que de tener novia. Muchos cambios en nuestras personalidades habían sucedido al menos Adriana y yo y no éramos tan consientes de eso.
    
    El morbo por mi hermana Adriana y por extensión, por mi hermana Laura se despertó sorpresivamente una noche cualquiera a pocos días de estar yo allí. Era un jueves a las diez y cuarenta y seis de la noche. Lo recuerdo con esa precisión porque desperté para ir a orinar ...
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