1. El regalo: Un antes y un después (Vigésima quinta parte)


    Fecha: 09/05/2022, Categorías: Infidelidad Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos

    ... indecisa yo, en si ponerme en pie y abrazarlo con fuerza, besarlo con pasión si me dejara.
    
    —Pues no sé si me quepa más. Eso depende de si aún tengas cosas por desembuchar. —Y en su mirada por primera vez aquel día, la ví esquivar mi mirada.
    
    Esa pregunta de mi marido me puso mal. No creí oportuno sincerarme en ese momento, ni exponerle mi preocupación por saber cómo iba a reaccionar cuando se lo contara. Voltee mi cabeza hacia la amplitud del balcón, tomando aliento, decidí afrontar mi nueva realidad.
    
    —Mi amor, hay algo más que debes saber. —Y Rodrigo se inquietó–. Me fue muy bien en el viaje a Turín. Excelentemente en mi desarrollo laboral. Por mi desempeño fui designada para controlar los movimientos financieros y operativos de esas compañías, por lo tanto… Cada tres meses debo de nuevo viajar. —Y obviamente como me lo esperaba, la tranquilidad en mi esposo, se esfumaba de nuevo.
    
    —¡Pufff! Silvia, últimamente te estas convirtiendo en toda una cajita de sorpresas. Nos dejaras nuevamente y como siempre, me quedaré con la incertidumbre de lo que hagas sola por allá, lejos de mí. Y claro, para ti ahora mi opinión ya no cuenta, ni siquiera te detuviste a pensar en mis sentimientos. ¡Y no son ...
    ... solo celos estúpidos, Silvia! Es qué serán muchas oportunidades para que ese idiota de tu jefecito, consiga encamarse contigo a la menor oportunidad. ¡No es justo! No eres justa conmigo. —Le respondí, retirándome a la alcoba de invitados.
    
    —No te pongas así, mi vida. Yo ni siquiera estoy segura de que don Hugo, deba viajar conmigo otra vez, y si lo hace pues yo estaré alerta, pendiente de que no intente acostarse conmigo. Lo rechazaré con vehemencia, como hasta ahora ha ocurrido. —Pero Rodrigo ofuscado, recogió sus abandonadas ropas y sin responderme se fue hasta su habitación, dejándome allí sola en la sala, destapando yo, esa última cerveza.
    
    …
    
    Y cuando me disponía a salir del piso para recoger donde mi querida suegra a mis dos pequeños, Silvia aún permanecía de pie en el balcón. No fumaba pero si con parsimonia se acomodaba sobre sus caderas las delgadas tiras negras y sin tonos de angustia en su voz me dijo…
    
    —La arrendataria me llamó. Quiere saber cuándo nos pondremos al día.
    
    Arrugué mi frente, al tiempo que alzaba mis hombros por respuesta y la puerta tras de mí, de un golpe la cerré. Ese era otro problema, uno más de aquellos que se habían convertido en… ¡El mal menor!
    
    Continuará... 
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