1. Como el confinamiento cambió m vida sexual (II)


    Fecha: 02/05/2022, Categorías: Infidelidad Autor: AnaSur, Fuente: CuentoRelatos

    ... paso al frente, su cuerpo rozaba el mío, y sentí su entrepierna, abultada rozando una de mis nalgas. El calor apretaba mi garganta, notaba como me faltaba el aire y sin pensar dejé caer la bolsa que llevaba.
    
    -Por favor, no le diga nada a mis padres, yo… me dejé llevar.
    
    -¿Por qué me tomas? Por supuesto que no pienso decir nada, me encanta guardar un secreto, pero claro, hay algo que me gusta aún más…
    
    -¿El qué?
    
    Estaba entrando en su juego, lo sabía, pero mi cuerpo reaccionaba por mí, mi mente era incapaz de pensar en nada que fuera seguir sintiendo sensaciones. En ese momento, su otra mano se posó en mi cadera, me atrajo hacía él, que quedó apoyado sobre el espejo del ascensor, y mi cuerpo sobre el suyo
    
    -Que te dejes llevar…
    
    Me colocó mis manos en ambas paredes del ascensor, llevó las suyas a la parte baja de mis caderas, sin llegar a tocar mis nalgas y apretó un poco más mi culo contra lo que a todas luces era un paquete importante. Suspiré de forma casi infantil y en ese momento sentí como mis braguitas empezaban a humedecerse
    
    -¿Hace cuánto no sientes una de estas, señorita? ¿No quieres dejarte llevar?
    
    De nuevo mi cuerpo siguió su camino, me aferré a las paredes del ascensor, puse de puntillas mis pies y me “monté” encima del bulto. Me apreté contra ella sintiendo como su tela de licra rozaba el interior de mis muslos haciendo que mi coño empezara más que a humedecerse a emanar gran cantidad de fluido… No podía articular palabra, así que solo puse ...
    ... asentir con la cabeza. Él reaccionó pasando sus manos hacia adelante, agarrando con firmeza la parte entre mis muslos y mi entrepierna, apretada sobremanera por mis vaqueros. Me subía y me bajaba sobre tu polla, durísima a esas alturas mientras yo notaba como mis labios estaban ya bastante hinchados debajo de aquella ropa. Mis suspiros solo conseguían darle alas a aquel hombre, que con tanta maestría me estaba llevando a su terreno. En ese momento, como si despertara de un sueño erótico, las puertas se abrieron. Gracias a Dios nadie estaba esperando. Una de sus manos agarró mi cuello por delante, llevando mi nuca hacia su boca.
    
    -Dime, ¿Quieres salir?
    
    Sin capaz de pensar más allá del placer que estaba sintiendo entre mis piernas respondí
    
    -No…
    
    -¿Te gustó masturbarte para mí?
    
    -Si…
    
    Supe que no había vuelta atrás, me giró completamente, poniéndome frente al ascensor, con su cabeza apoyada en uno de mis hombros, agarro con una mano mi culo, lo apretó tan fuerte que sentí como sus dedos se clavaban en mi carne.
    
    -Joder que culazo tienes niña…
    
    Estaba más cachonda de lo que había estado nunca en mi vida, le agarré la otra mano y la llevé mi boca para meterme uno de sus dedos. Lo lamí, mientras le miraba a los ojos a través del espejo, y sentía como tocaba mi culo con ansias.
    
    -¿Quieres volver a hacerlo, nena? Vamos… No me digas que no tienes ganas de correrte para mi…
    
    Asentí, como una perra en celo. Podía sentir su polla cada vez más dura dando en la parte alta ...
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