1. Pagando El Alquiler


    Fecha: 02/05/2022, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... suspiró aliviado al sentir el frío de la bolsa, sujetada con sumo cuidado por la mujer.
    
    “Mierda… me los reventaste…” se lamentó Vicente, consciente que el daño era serio.
    
    “Lo dudo… no estarías despierto si te los hubiese reventado. Estarás bien…” aseguró Patricia y besó al joven, pasando su mano por su cabeza, confortándolo después de todo lo que había sucedido.
    
    Un rato después, Vicente se sentía un poco mejor aunque el dolor era grande y la hinchazón aún persistía.
    
    “Que hay de esa mamada?”
    
    “Apenas y puedes cerrar las piernas, si te empalmas o te corres te dolerá mucho más,” especificó la mujer.
    
    “Me la debes…” murmuró él.
    
    “Vale, pero solo si me dejas reventarte uno de tus huevos,” respondió Patricia con mucha seriedad.
    
    Vicente palideció al oír esas palabras.
    
    “Por favor… me lo prometiste…” dijo casi con ganas de llorar, sopesando tener que perder uno de sus testículos por una mamada.
    
    “Solo era una broma, no soportarías que te reventase uno de tus huevecillos...” rió Patricia.
    
    Apartando la bolsa de guisantes, la mujer contempló el maltrecho e hinchado escroto de Vicente y comenzó a acariciar su pelvis y sus dedos comenzaron a jugar con su pequeño rabo. Al principio, el muchacho temió no poder empalmarse ya que los minutos pasaban y no sentía nada de nada, solo dolor.
    
    “Toca un poco, te va a ayudar,” dijo Patricia.
    
    Deslizando su mano bajo sus bragas, Vicente pudo sentir la calidez y humedad del coño de Patricia. Metiendo un par de dedos ...
    ... en su vagina, la mujer gimió y se mordió el labio, sin dejar de masajear el rabo flácido de Vicente, que comenzaba a desesperarse. Incluso Patricia comenzaba a sentir lastima por él, creyendo que se le había pasado la mano.
    
    Pero de pronto, la polla sin vida de Vicente se movió espasmódicamente y no desaprovechó la oportunidad de comenzar a chuparla. El joven suspiró de alegría al sentir la boca de Patricia succionando su miembro, que comenzó a aumentar de tamaño. A pesar que el dolor no disminuía, el placer empezó a aumentar y Vicente no dejaba de gemir de dolor y placer a partes iguales.
    
    “Si… sigue así…” murmuró Vicente, colocando la otra mano en la cabeza de Patricia.
    
    Patricia no paraba de moverse de arriba a abajo, su barbilla se hundía un poco en el escroto de Vicente, que jadeaba de dolor al más mínimo roce en su maltratado punto débil. Tratando de no juntar sus muslos y no lastimar sus huevos, el joven mantenía las piernas separadas lo más que podía.
    
    Los minutos transcurrieron y su polla estaba durísima. Los gemidos agitados de Vicente fueron una señal inequívoca para Patricia que se acercaba al orgasmo y dejó de chupar su rabo y comenzó a masturbarle. El contacto entre sus huevos y la mano de ella le hacía daño pero ya deseaba correrse, luego de un par de minutos, Vicente gemía de dolor y placer mientras se corría. Fueron tres trallazos de lefa, que terminó en su vientre y con grandes gestos de dolor, el muchacho se relajó un poco, aunque el dolor era ...
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