1. Reina por un día


    Fecha: 26/04/2022, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Wolfgang33, Fuente: CuentoRelatos

    ... estado buscando; quería sentirse como una gran mujer, y la única razón por la que había traicionado ese deseo era porque le aplastó la presión de “la vuelta a la normalidad”, y había preferido reprimirlo. Con un tímido “está bien, vale” de su boca, nos incorporamos, y empecé a preguntarle por lo que estaba haciendo, por los procedimientos y, con su colaboración, empecé a ayudarle.
    
    Poco a poco fui mecanizando los procesos, y quedó impresionada ante el hecho de que, verdaderamente, no mentí cuando dije que tenía una gran facilidad para estas cosas. Pronto estábamos trabajando a medias y, en menos de una hora desde que habíamos empezado, se retiró con una sonrisa de satisfacción, tumbándose en el sofá y encendiendo la tele para ver su serie favorita, dejándome con todo el trabajo. La miré, y vi, para mi satisfacción, que se movía libremente, y había vuelto a ser la reina que fue apenas unas horas antes. Estuvimos así varias horas, yo trabajando en sus negocios, ella divirtiéndose; de vez en cuando, me metía sus pies, zapatos incluidos, en la boca; otras veces me acariciaba los músculos.
    
    Cuando hube terminado, se levantó de repente, y me miró desde arriba. Me sonrió sensual y seductoramente. “Buen trabajo, me has ahorrado mucho tiempo. Me siento muy satisfecha”, me dijo; pero inmediatamente su sonrisa se tornó enfado, y su aspecto se volvió verdaderamente intimidante, digno de una emperatriz. “Pero… ¿se puede saber qué fue lo de antes? ¿Esa forma de abalanzarse sobre mí… ...
    ... de TOCARME de semejante manera? ¿Cómo te has atrevido?” su furia era doble, pues no estaba reaccionando solo al hecho, sino que sucedía que la rabia no expresada antes había vuelto con resentimiento como condimento. “Eres un esclavo, eres MI esclavo; es completamente inaceptable”. Intuyendo lo que venía, decidí postrarme para evitar lo peor. Con la cabeza contra el suelo, intenté defenderme: “no vi otra salida”, dije; “era la única manera que vi para salvar a Su Majestad de seguir degradándose”. “Oh, hiciste bien, hiciste bien; no digo lo contrario. Pero aun así, aun no pudiendo haber hecho otra cosa, sigue siendo inaceptable. Para evitar que me degradara, me degradaste; me violentaste con tus sucias manos de esclavo. ¡Discúlpate! ¡Besa mis pies!”. “Perdóneme, mi Señora, perdóneme” suplicaba, besándola. Finalmente, me agarró de las mejillas con su mano derecha y me levantó, atravesándome con sus ojos. “Escúchame bien: hasta ahora, me has servido libremente porque necesitábamos que me guiaras hacia mi ser, pero ahora ya has despertado a la Diosa en mí: a partir de ahora, no puedes volver siquiera a tocarme sin mi permiso, o habrá consecuencias. ¿Entiendes?”. “Sí, Señora”. “Tampoco podrás dirigirme la palabra, ni mirarme a los ojos, ni mucho menos como lo hiciste en ese horrible momento, salvo que te conceda permiso; y no me digas Sí, Señora; me hace sentir vieja. Di: Sí, Ama. Soy Señora de todo súbdito de mi reino, pero de ti, soy Ama”. “Sí, Ama”. “Bien”, dijo, y me soltó. ...
«12...5678»