1. Me follan en la revisión médica


    Fecha: 22/04/2022, Categorías: Dominación / BDSM Autor: kittysumise79, Fuente: CuentoRelatos

    ... viciosa. —Él me miró a los ojos y después al escote de tal manera, que volví a notar como mi pecho reaccionaba.
    
    —Quítese la chaqueta —me pidió. Su voz era ronca. Tragué duro porque ante la mirada que me había echado sabía que tendría los pezones de punta y no podría disimularlos.
    
    Me la quité y la dejé en él asiento. Él volvió a mirar mi escote de reojo y no me perdí la media sonrisa que le curvó el labio derecho. Una pillada en toda regla.
    
    —Hace un poco de frío, ¿no? —dije para disimular. Frotándome los brazos.
    
    —Tranquila, eso son los nervios. ¿Puedo llamarla Marta?
    
    —Sí, por supuesto.
    
    —Bien, voy a tomarle la tensión. —Cogió el tensiómetro y cuando me lo apretó alrededor del brazo sin abandonar mis ojos se me escapó un jadeo—. ¿Te he apretado mucho?
    
    —No, ha sido más bien la sorpresa.
    
    El modo en que ese hombre me hablaba y me miraba me estaba excitando.
    
    Cuando hubo terminado me dijo que la tenía un poco baja, pero nada importante.
    
    —Voy a hacerle las pruebas de la vista y el oído. Acabamos en diez minutos. —Me dijo lo que ya sabía, que tenía un ojo un pelín vago y que necesitaba gafas para ver de cerca—. Ahora necesito que se quite el vestido. Voy a hacerle una espirometría, auscultarla, reconocimiento de la columna, mediré su peso, estatura, reflejos y electrocardiograma.
    
    —Em... Doctor, yo... No sabía que venía a una revisión, mi ropa interior...
    
    —Tranquila, soy médico, en esta consulta las he visto de todos los colores, relájese. Quítese ...
    ... solo el vestido y los zapatos, nada más. Puede hacerlo tras ese biombo y colgar sus cosas detrás.
    
    —Está bien.
    
    Lo hice, me quité el vestido, los zapatos y me quedé con el fino tanga de encaje y las medias a mitad de muslo. Cuando salí, conteniendo la respiración vi que él me recorría al cuerpo sin pudor. Yo fijé la vista hacia abajo y me topé con la bragueta de su pantalón, la cual estaba ostensiblemente abultada. Que no solo me afectara a mí la situación, me tranquilizó.
    
    —Venga por aquí, Marta. Súbase a la báscula, de frente a mí.
    
    Se acercó mucho para ajustar la barra de la estatura, olía bien. Con la manga me rozó un pezón y ahogué un sollozo. Los tenía tan rígidos que dolía.
    
    —¿Todo bien? —me preguntó. Asentí—. Bien ahora estese quieta mientras le regulo el peso. —Era difícil pues me rozaba a cada momento—. Sesenta y cinco kilos, metro sesenta y cinco.
    
    —Ya sé que estoy un pelín pasada.
    
    —A algunos nos gustan las mujeres con carne encima de los huesos —susurró cómplice. Me tendió una mano para que bajara de la báscula—. Si no tiene problemas de colesterol yo diría que está perfecta. —Me sonrojé.
    
    —Gracias.
    
    —Ahora camine, desde aquí hasta la otra pared, vaya y vuelva sin prisa, quiero ver su pisada.
    
    Caminé notando el frío suelo en la planta de los pies y el bamboleo de mis pechos en cada paso. Sabía que de espaldas me estaba viendo todo el culo, pues el tanga no era más que una fina tira de hilo. Y cuando me di la vuelta, sus ojos me comían las tetas y ...
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