1. En la oficina, sin manos


    Fecha: 23/03/2022, Categorías: Masturbación Autor: Erothic, Fuente: CuentoRelatos

    ... tierna cervatilla en celo, obligándome a que me tocara la entrepierna a escondidas bajo mi escritorio, mientras mis compañeros conversaban en las cercanías, a merced de que alguno pudiese descubrirme en ese momento íntimo.
    
    Me sentía mal por mi novio, en cierta forma era como serle infiel, aunque fuese solo con palabras. Sin importar que aquel chico con el que coqueteaba textualmente estuviese a cientos de kilómetros de distancia, sabiendo perfectamente que jamás le volvería a ver, y que aquellos escritos no pasarían más allá de la caja de chat.
    
    -¿Qué llevas puesto? –Me preguntaba sabiendo lo que se avecinaba. Respondiendo con toda sinceridad, comencé a describirle mi vestimenta puramente de oficinista clásica; que constaba de una blusa blanca un poco trasparente por lo delgada de su tela. Un saco formal gris de corte que acentuaba mi estrecha cintura y una falda corta haciéndole conjunto. Tacones altos color negros con la suela roja, y finalmente unas gafas de aumento que necesitaba sin remedio para leer en el ordenador.
    
    -Debes estar tan linda como el día que te conocí. Envíame una fotografía de cómo luces ahora mismo. Necesito verte. Como si nos encontráramos de nuevo. –Escribía agónicamente lento, adjuntándome una fotografía de él, en vivo, tomada directamente del chat, desde un pupitre en lo que parecía ser un salón de clases.
    
    -¿Dónde estás? ¿Dónde ha quedado la cafetería? –Le cuestionaba en seguida al ver la escena a su alrededor. –Estoy retomando mi maestría ...
    ... en finanzas. –Me respondía, añadiendo que había comenzado un par de meses, justo después de conocerme. Asegurando que había sido yo la que le había inspirado para terminar su carrera.
    
    El tipo sabía cómo seducirme, y estaba tan guapo como el día que lo conocí, quizá hasta mejor. La madures le sienta bien. Sigue teniendo esos enormes brazos fornidos y ese prominente pecho. Sin dejar de lado esos brillantes ojos claros y su espectacular sonrisa.
    
    Seguro no hacía falta de mucho para sacarme de mi buen juicio por lo caliente que ya de por sí estaba. Pero es que el tipo estaba realmente muy guapo y me estaba haciendo recordar lo bien que me la había pasado en sus brazos, fantaseando con lo bien que la podríamos liar si nos encontrásemos de nuevo.
    
    Con eso mi mente terminaba de aferrarme a la cordura y comenzaría a volar en sus palabras, imaginando ese anhelado recuerdo fantasioso en un lugar ficticio, donde nos entrelazaríamos en un pasional beso como el que me daría mi novio apenas esa misma mañana, cual aún se aferraba a mis labios sintiendo sus manos acariciando todo mi cuerpo sobre mi falda, mi blusa y toda esa ropa estorbando a su paso.
    
    Casi sin saberlo, mi manos ya apretujaba fuerte mente sobre la rígida tela de mi falda, intentando llegar a mi caliente vagina que aclamaba por ser consolada, deseosa de todo ese material erótico que entraba por mis ojos excitándome más y más a cada palabra.
    
    -Déjame ver un poco más. Quiero ver tu corazón palpitar por mí. –Escribía ...
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