1. Donde


    Fecha: 30/01/2022, Categorías: Infidelidad Autor: Tita, Fuente: CuentoRelatos

    El texto que va a continuación es producto de una plática con un amigo de mi esposo, desde la adolescencia, con quien tenemos una gran amistad y, además, yo me siento muy libre cuando hablo con él. Supongo que nuestro acercamiento lo propició Saúl, mi marido, para guiarme psicológicamente, aunque también cabe la posibilidad de que el amigo se interesara en mis aventuras y mis sentimientos desde el punto de vista académico pues ha buscado conocer a otras personas como yo y entrevistarlas una vez que gana su confianza. Incluso ha escrito un par de libros con relatos que han salido de lo que le platicamos. Él escribió el primer capítulo de uno de los libros de relatos con lo que yo le conté, el segundo capítulo tiene relatos de otra señora de mi edad y el tercero son experiencias de otras mujeres más jóvenes. Según me dijo Saúl, no se trata de relatos pornográficos sino de material de apoyo en una cátedra de posgrado que da en la universidad de la ciudad donde vive.
    
    El archivo de la grabación de donde extraje esto tiene el enigmático título Caso GT-03-EL27, la cual me proporciono junto con otras diez más. (Me siento conejillo de indias.) He omitido varias cosas que no tiene sentido poner en un foro como este, por ello quizá les parezcan bruscos los cambios de tema.
    
    -¿Tenían algún lugar fijo para disfrutarse?
    
    -No siempre. Después de unos besos y con las caricias mutuas del faje, cualquier lugar era bueno para hacer el amor y disfrutar completamente del sexo. Incluso ...
    ... bastaba encontrar allí mismo un rinconcito escondido de las miradas de los indiscretos, si es que la calentura nos ganaba y ya no podíamos ir a un lugar aislado o tranquilo…
    
    -¿Cómo iniciaban “el faje”?
    
    Siempre, al primero o segundo beso, las manos de él ya estaban sobre mis copas, luego besaba lo que podía de mi pecho, hasta donde el escote y sus manos lo permitían. Muchas veces sacaban el pezón, o la teta completa, y comenzaban a mamar: ¡qué delicia sentíamos! En ese momento mis manos irremediablemente indagaban de qué tamaño era su deseo… Si podía le metía la mano en el pantalón y acariciaba su glande y su tronco. Siempre me encontraba con que ya le salía mucho líquido preseminal y con él le restregaba el capullo con mis dedos.
    
    -¿Era una rutina lo que hacías?
    
    -No, no era rutinario ni automático. Todo podía empezar con una plática en una fiesta, un paseo por el campo, durante el descanso en la función de teatro… En fin tantas y tantas cosas… Lo que sí fue sintomático, en todos los casos, las acciones de la primera vez: la atracción mutua y la reiteración de las miradas hasta que establecíamos contacto. No sé lo que sentirían ellos, pero yo sentía “el flechazo” desde que les veía la cara de deseo, de inmediato creía sentir la tibieza de su rostro sobre el mío e imaginaba un preámbulo que poco a poco me iba mojando la vagina.
    
    -Durante el baile, era común que te pegaras a tu pareja.
    
    -Una cosa es que el baile lo requiera o, más bien, no pueda impedirlo, como ocurre ...
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