1. El ojito derecho de papá


    Fecha: 14/01/2022, Categorías: Incesto Autor: Kiko, Fuente: CuentoRelatos

    Sonia Camila Venancia de Todos los Santos era una joven alta, de cabello de color negro azabache, largo y rizado, su nariz era pequeñita, su boca tenía labios carnosos, sus ojos eran azules y grandes..., era bella, tan bella era que era la envidia de sus pocas amigas y el sueño de cualquier hombre que la conociese.
    
    Sonia desde muy joven, en verano, andaba por la casa en bragas y camiseta y su padre lo veía cómo la cosa más normal. Esa noche de verano iban a cambiar las cosas. Sonia estaba con las piernas cruzadas, en bragas y camiseta sentada en la alfombra del salón mirando una revista. Su padre estaba sentado en un sofá, fumando en pipa y con un Whisky sobre la mesa camilla, le preguntó:
    
    -¿Cómo va esa obra de teatro en la universidad, Sonia?
    
    -Sigue adelante. Preparo el baile en mi habitación.
    
    -¿La música de Richard Strauss que oigo a veces es cuándo practicas?
    
    -Sí. ¿Quieres ver cómo lo hago?
    
    -Claro que quiero, cariño.
    
    Sonia, que se sentía atraída por su padre, vio la oportunidad de seducirlo, le dijo:
    
    -No te muevas de ahí, ahora vuelvo.
    
    Poco después en un teléfono móvil comenzó a sonar Salomé de Richard Strauss. Apareció en la sala Sonia cubierta con siete velos, uno de ellos cubriendo su nariz y su boca. Posó el móvil en la alfombra y echando la cabeza hacia atrás, una pierna hacia delante y levantando el brazo izquierdo comenzó a bailar contoneando las caderas, moviendo sus brazos, sus pies y moviendo en sus manos un velo blanco, todo lo movió ...
    ... al compás de la música hasta que se inclinó y dejó caer el velo blanco en la alfombra. Se levantó, se quitó el velo naranja y bailo moviéndose alrededor, movió sus brazos cómo si fueran alas de mariposa y luego cómo si fuera serpientes, alas de mariposa de nuevo, todo sin dejar de contonear las caderas hasta que se volvió a inclinar para dejar el velo en la alfombra. Se levantó contoneándose y moviendo los brazos.
    
    Volvió a echar la cabeza hacia atrás, sus brazos hicieron filigranas en el aire y después le dio la espalda a su padre que vio cómo su melena rizada le caía en cascada por espalda mientras comenzaba a mover el velo amarillo con las dos manos. Al darse la vuelta vio su cintura de avispa y su ombligo. Su sujetador blanco y sus braguitas a juego. Vio sus anchas caderas contoneándose y sus largas y moldeadas piernas que dejaba ver su falda de seda abierta por delante. Comenzó a verla como mujer y no cómo hija. Sonia con los brazos en alto y con el velo cogido con las dos manos dio vueltas y vueltas haciendo una especie de remolino con el velo. Se paró un momento, echó la cabeza hacia atrás y movió la pelvis hacia delante y hacia atrás cómo si estuviera haciendo el amor, después se volvió a inclinar y puso sobre la alfombra el tercer velo.
    
    Moviendo el culo a un metro escaso de su padre quitó un velo rosa y otro amarillo, velos que llevaba a ambos lados de las caderas sujetos con las bragas, volvió a mirar a su padre y acto seguido siguió bailando de aquella manera ...
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