1. El sobrino de mi esposo (Parte 3)


    Fecha: 12/01/2022, Categorías: Incesto Autor: Sophia, Fuente: CuentoRelatos

    ... si bien tuvimos sexo, nada que ver como con Gino. Después de acabar con ese coito algo mecánico, le dije nuevamente de ir a conocer algo por la región. Me dice:
    
    “Amor, mañana pensábamos ir de caza con mis amigos, ve con mi sobrino él sabe entretenerte”
    
    Por una parte me cayó pésima esa contestación, fue como que me entrega a Gino, y sentí como que se hacía merecedor de volverle a meter los cuernos. Estaba dispuesta a pasar lo mejor posible ese día, era como un regalito que me hacía, dejaría que mi “sobrino político”, manejase la situación.
    
    Cuando me desperté, mi esposo ya se había ido, me levanté, prepare todo, desperté a Gino, desayunamos, lo que nos preparó la tía, traté de no demostrar mi entusiasmo, solo comenté que mi esposo, nunca me llevaba a conocer la zona. La tía asentó con un movimiento aunque me daba la sensación, que no terminaba de agradarle nuestra salida.
    
    Cargamos todo en el autito emprendiendo el viaje, algo más largo de lo acostumbrado, pasamos las Grutas, en un viaje muy ameno, casi veinte minutos más tardamos para llegar al sitio, un lugar muy pintoresco, unas pocas casa sobre un peñasco, y una entrada algo estrecha, como un desfiladero, para acceder a la playa.
    
    Pero mi sorpresa mayor, fue al descubrir que se trataba de una playa nudista, algo exclusiva, poquísima gente, intente no entrar, pero Gino me recordó mi promesa, si bien no estaba demasiado convencida, lo sentí como un desafío, además nunca había estado en un sitio ...
    ... similar.
    
    Había unas casillas y duchas para dejar la ropa, para luego acceder a la playa, lugar cercado con arbustos, que limitaba el ingreso, a los posibles curiosos.
    
    Apenas salimos de la casilla, si bien sentí algo de recato, al estar desnuda, percibí un estado de liberación, como algo natural, caminamos por el lugar, observando a gente de distinta edad, que apenas nos observaban. El agua del mediterráneo estaba apropiada, entrar y salir sin malla era una delicia.
    
    Después de un par de chapuzones, me tiré al sol, al rato note que mis tetas se estaban, poniendo rojas, era evidente que las parte que no exponía al sol, estaban más sensibles a los rayos,
    
    “Quieres pasarme el protector solar” se lo dije sabiendo que no se negaría.
    
    Untó sus dedos en la crema, pasándolo por mi espalda, lentamente, recorriendo hasta la cintura, para aplicar sobre mis glúteos, la unión de estos fue lo último, tocando mi ano, una y otra vez, apoye mi cabeza sobre mis brazos entrecruzados, disfrutando ese excitante recorrido, separé mis piernas, para que ese ungüento no dejase de ser aplicado en toda mi piel.
    
    Por supuesto que hubo sectores en que se fue prolongando, jugueteando con mis subjetivas hendiduras, no conformándose con los bordes externos, sino con su interior, donde esos dedos comenzaron a socavar esas aberturas, una y otra vez hasta comenzar a transportarme a un estado de total motivación.
    
    Comencé a gemir mientras mis piernas se separaban más, lo del impedimento de la noche anterior me ...
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