1. Mi esposo y yo follando en una fiesta


    Fecha: 09/01/2022, Categorías: Gays Autor: janpaul, Fuente: CuentoRelatos

    Las relaciones sexuales entre Marco y yo siempre han sido buenas, es decir normales. Desde que éramos novios, antes de decidir casarnos formalmente, ya teníamos relaciones y lo disfrutábamos. Notábamos que todo iba bien, pero cada vez el sexo nos aburría más y no entendíamos porque siempre nos habíamos gustado uno al otro. Este sentimiento era de los dos y comentamos que algo pasaba o algo faltaba.
    
    Un sábado noche que salimos de discoteca, fuimos a una que nos gustaba mucho porque tenía strippers que en un momento dado se solían desnudar del todo y era grato y divertido ver, además, desde nuestra mesa cómo un montón de gente estaba intentando tocar sus pollas pero no había manera. Si algún espectador escalaba y conseguía subir, los perros —así llamábamos a los guardianes en lugar de gorilas—les echaban mano y los devolvían a su puesto.
    
    Al rato de estar viendo esta parte del espectáculo con cinco tíos totalmente desnudos, enormes pollas, fornidos por un cuerpo espectacular con poderosos pectorales y unos glúteos en su culo como para comérselos en crudo, guapos, brillantes por los ungüentos y los sudores, manejando sin parar sus pollas de mil maneras sin llegar a eyacular, mi esposo descubrió un conocido entre ellos, uno que habían presentado por el altavoz como Jaccopo.
    
    Entonces Marco se puso a gritar:
    
    —¡Jaccopo, Jaccopo! ¡Jaccopo, Jaccopo!
    
    Ignoraba lo que iba a ocurrir y lo que ocurrió es que todo el mundo comenzó a gritar ¡Jaccopo!, sin saber por qué. Como ...
    ... era costumbre en esta disco, si se vitoreaba a uno de los stripper, este se adelantaba, bailaba a su aire se masturbaba y cuando lo creía conveniente, se acercaba a la delantera y eyaculaba al público. Mi esposo se quedó sorprendido y a la vez apenado por lo que había ocurrido. Al rato se nos presentó Jaccopo vestido con un short de cuero muy ceñido con las nalgas visibles y el paquete pronunciado; no llevaba nada para cubre el torso, solo un collar dorado. Iba acompañado de dos perros que, en todo el rato que estuvo con nosotros, no se movieron de detrás de él y no dejaron acercarse a nadie. Besó a Marco y él me presentó y Jaccopo me besó. Se sentó con nosotros, conversaron ellos dos de su tiempo, del tiempo de su amistad. Resulta que ambos fueron amigos desde la infancia hasta que Jaccopo, que en realidad se llamaba Juan Martínez, se fue del pueblo para trabajar. Ya no se habían visto. Agradeció a Marco el vitoreo porque tenía una prima económica de compensación y nos pidió que esperáramos hasta que él regresara porque le faltaba poco. Lo hicimos con mucho gusto. Nos trajeron sendas copas con coctel muy especial y unas gominolas muy sensuales por sus atrevidas formas.
    
    Jaccopo se sentía muy cansado pero no tenía ganas de ir al hotel, quería conversar con nosotros y nos fuimos a donde vivíamos. Al rato y con un par de copas más, quedamos con ganas y Jaccopo se nos obsequió para hacer un trio y aprendimos muchos modos de hacer el sexo y de manera más sensual.
    
    Desde nuestro ...
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