1. Despidiendo a Andrés


    Fecha: 02/01/2022, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: femerba, Fuente: CuentoRelatos

    ... que presentaron sugería una entrega total y compromiso del uno para con el otro. Ella estaba fascinada, disfrutando los sabores que aquel macho le prodigaba con cada beso, con cada caricia, con cada mamada.
    
    Ya con sus pechos desnudos y solo sus pantis cubriendo su vagina, el moreno aquel la llevó al sofá de la sala de recepción, la recostó, abrió sus piernas y empujó, restregando su sexo contra su vagina, aún sin penetrarla, pues todavía llevaba puestos sus pantaloncillos. Ella estaba extasiada y encantada con aquella maniobra, pues seguía disfrutando de los besos de aquel hombre y de la suavidad de la piel de su pecho y brazos, que ella acariciaba con denotada intensidad y pasión. Así retozaron un rato más.
    
    Al poco rato él se levantó, la tomó de la mano y la llevó hacia la gran cama. La recostó de espaldas, boca arriba, la despojó del body que aún tenía cubriéndole las caderas y se dispuso a devolverle favores, besando su sexo con inusitado vigor. Besaba su sexo como besaba su boca y bien pronto ella empezó a gemir. Al parecer la lengua de este muchacho hacía maravillas en el clítoris de mi esposa, ya que ella se veía desencajada, contorsionando su cuerpo y enrojeciendo su rostro con cada movimiento de la cara de aquel sobre el sexo de mi esposa.
    
    Tal vez él intuyó que ella ya estaba lista, así que, sin dejarla incorporar, procedió a hundir su gran verga en la concha húmeda de mi mujer, que a ese punto ya lo estaba esperando. Sus cuerpos se acoplaron casi al ...
    ... instante, sin problema. Aquel pene, limpio y sin condón, de seguro entró suavemente en la cavidad humedecida y ansiosa de mi amada y consentida esposa, que esperaba ser llenada. Y él, poco a poco, empezó a empujar con ritmo y vigor dentro de ella, mientras sus piernas se movían arriba y abajo, rodeando los muslos de aquel hombre que irrumpió en su intimidad. Pero ella lo quería así y lo retenía con sus piernas para que no se apartara. Sus manos acariciaban las nalgas de él, insinuándole que empujara más y más dentro de ella.
    
    La escena era excitante. El empujando sobre ella, ella contorneando su cuerpo debajo de él y moviendo sus piernas arriba y abajo, quizá para permitir que su miembro entrara aún más profundo dentro de ella, todo acompañado por sus gemidos que poco a poco aumentaban en volumen. Ella movía su cabeza, de un lado a otro, como poseída, dando a entender que está experimentando mucho, muchísimo placer. Una sensación suprema. Y él, bombeando con más y más fuerza para alcanzar su propio placer.
    
    De pronto él paró de empujar, de repente, presionando el cuerpo de ella sin retirarse aún. Había llegado, había eyaculado y para ese momento su semen estaba llenando la concha de mi esposa. La sensación debió ser muy rica, porque ella fruncía sus hombros, como recogiéndose y fundiéndose dentro del pecho de aquel joven de hombros amplios y musculosos. Y su reacción fue besarlo. Sus piernas seguían agitándose debajo de aquel cuerpo y sus caderas se movían como queriendo ...