1. Disfrutando de un joven estudiante


    Fecha: 11/12/2021, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: femerba, Fuente: CuentoRelatos

    ... que esté pensando en la posibilidad de que ese ligue se vuelva realidad. Él puede querer, pero lo importante es que tú le muestres interés, porque, al fin y al cabo, siendo una persona mayor, quizá él se sienta un poco en desventaja. Así que la que debe manejar la situación y tener el control eres tú. Bueno… no sé, dijo ella.
    
    Lo cierto es que se dispuso el encuentro para un día viernes en la noche. Ella, como siempre, en estas circunstancias, se vistió con su traje de faena; body negro transparente, medias negras con ligero, falda corta color rojo y una chaqueta beige. Adornada, muy femenina, con sus aretes, collares y pulseras.
    
    Le recogimos, seguramente muy cerca a su casa, y, al encontrarnos y hacer las presentaciones de rigor, nos sugirió ir a un lugar cercano, donde empezamos a charlar sobre temas varios; nada relacionado con sexo.
    
    Pasada una hora de conversación, más o menos, le propuse a ella que sugiriera que fuéramos a otro lugar para seguir conversando, y él no se opuso, así que pagué la cuenta, abordamos nuestro vehículo y emprendimos la partida, sin tener claro realmente a dónde dirigirnos.
    
    No más avanzadas unas cuadras, pregunté al muchacho si tenía alguna expectativa en especial al haber conocido a mi esposa, y nos dijo que la encontraba atractiva y que a él le gustaba ir paso a paso, primero conversar, conocerse, tomar algo, entrar en confianza y luego, si las cosas se daban, ir más allá. ¿Ir más allá es tener sexo con ella? Pregunté. Bueno, ...
    ... no sé, tal vez… respondió. Ella intervino preguntando sobre alguna cosa que desvió la conversación hacia otra cosa, así que yo seguí manejando sin decir más.
    
    Me dirigí de inmediato hacia un motel, que ya habíamos frecuentado anteriormente. Una vez llegados allí, el muchacho pareció sorprenderse y manifestó que no era eso en lo que estaba pensando y que él preferiría ir a otro lugar a conversar. Mi esposa, entonces, le dijo que no había problema, que el lugar tenía varios ambientes y que, si estaban de acuerdo, se haría lo que él prefiriera. Que el acudir a aquel lugar no era una camisa de fuerza, para nada, y que la idea era conocerse y pasar un rato agradable.
    
    El joven pareció tranquilizarse. Ingresamos al lugar y pedimos una habitación grande, que tenía una especie de recepción, separada por un vidrio de una pequeña sala situada al lado de una gran cama. Al entrar, ellos se dirigieron a la pequeña sala y yo, un poco prudente, me quedé en la recepción, expectante de lo que pudiera suceder.
    
    Pedí unas bebidas y algunos pasabocas que, una vez recibidos, se los puse al alcance, pero no interferí para nada en su conversación. Al principio, sentado lado a lado en el sofá, parecían conversar de manera informal y amistosa. Yo les observaba detrás de la vidriera, distrayéndome con el celular y expectante sobre lo que pudiera pasar. Pero, pasado el tiempo, parecía que, como lo había dicho aquel, la cosa no iba a pasar de la conversación y la escena ya se estaba poniendo ...
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