1. Historias del despacho


    Fecha: 24/10/2021, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Erothic, Fuente: CuentoRelatos

    ... recóndita oficina no había ninguna mirada de quien esconderme, así que, agobiada, me puse en pie para estirar un poco las piernas. Caminaba por el poco espacio que tenía sintiendo el sudor deslizarse entre mis senos, bajo mis brazos, pero sobre todo sobre todo en mi entrepierna.
    
    Mis tacones altos negros resonaban con rudeza al chocar contra el piso de madera natural, al tiempo que mis pantimedias rozaban mis piernas justo donde terminaban y dejaban desprotegidas mis desnudos muslos húmedos y acalorados.
    
    Mi jefe estaría ocupado, es decir, hablando por teléfono y haciendo negocios fuera de las regulaciones del despacho. Segura estaba que le había escuchado un par de veces citarse en las calles para realizar contratos por su cuenta.
    
    No me importaba, no era de mi competencia, no me metería con él, si no lo hacía conmigo. Especialmente en ese momento, ese instante especial y privado cuando comenzaba a quitarme el saco intentado refrescarme un poco. Me sentí mucho mejor, pero aún bastante abochornada, el viento errático me estrujaba arrebatándome el aliento.
    
    Solo quería aligerarme, lo juro, me sentía aprisionada en mi uniforme de oficina, así que me llevé las manos a mi espalda y comencé a desabotonarme mi sujetador. Aliviada al liberarme de la tención de mí íntima prenda y dejar que mis senos cayeran elegantemente descansados sobre mi pecho, por fin pude respirar mejor.
    
    El calor era insoportable, mi piel irradiaba fogosa mientras escondía mi sostén en mi bolso ...
    ... sentada sobre mi escritorio tan solo con mi blusa completamente trasparente que ahora permitía la vista clara a mis senos sudados debelando mis pezones duros, ardientes y erectos color avellana claro.
    
    Pero el verano era mi enemigo, solo a una estúpida se le ocurría vestir de negro en un día tan caluroso. Pensaba, haciendo aire con mis manos en abanico sobre mi cuello, cuando regresaba a mi silla detrás de mi escritorio, exhalando fuertemente intentando sacar el exceso de calor del interior de mi cuerpo.
    
    Estaba harta, pero no tenía otra opción que esperar. Sudaba como si acabase de hacer ejercicio intentando secarme con los pañuelos que siempre cargo en mi bolso. Recorría mis brazos, cuello, y hasta lo más profundo que el corto escote de mi camisa me permitiese, pero cuando llegué a mis piernas no pude más.
    
    Al sentir mis tibias manos secando y masajeando mis muslos, un profundo escalofrío me recorrió desde la planta de mis pies hasta la cabeza. Un turbio, oscuro y depravado sentimiento se apoderaba de mí.
    
    Recorría lentamente mis manos con aquel pañuelo de algodón entre mis piernas, desde la parte desnuda y vulnerable arriba de mis pantimedias hasta más y más dentro, en la sombra de mi falda, donde mi caliente vagina esperaba ansiosa mis caricias. Cuando rozaba un poco por encima de mi lencería de encajes ajustada. Húmeda.
    
    Quería parar, pero no podía. Mis manos continuaban jugueteando protegidas tras el escritorio, masajeando sensual y satisfactoriamente sobre la ...
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