1. Historias del despacho


    Fecha: 24/10/2021, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Erothic, Fuente: CuentoRelatos

    Terminaba mi licenciatura en derecho, cédula en trámite pero toda la actitud. Por esos días trabajaba como becaria en una agencia especializada en asesoría fiscal y matrimonial. Precisamente donde me desempeñaba como ayudante en apoyo a parejas divorciadas o en proceso de.
    
    El despacho constaba con la renta de los últimos dos pisos de un pequeño edificio de ocho plantas. Yo de desempeñaba en el séptimo piso con dos compañeros; cada uno ocupando un cubículo modesto de tamaño, y mi jefe, el que sería el segundo al mando en la empresa y con quien compartía una oficina un tanto más grande dividido a partes desiguales por un muro de tabla roca, que me relegaba a un cubículo en lo más recóndito en un estrecho recoveco, donde a duras penas cabía mi escritorio y un par de anaqueles repletos de documentación.
    
    Arriba, en el último piso, se encontrarían cuatro de los más veteranos trabajadores, entre ellos nuestro director general, quienes se encargaban de casos empresariales más importantes.
    
    Íntimo y privado
    
    El primer día que me instalé mi jefe me asignó mucho trabajo atrasado, por lo que estaría muy ocupada las primeras semanas, ahí en mi estrecho cubículo de cuatro por seis metros y sin ventanas. No era precisamente pequeño pero los anaqueles, el escritorio y la poca ventilación que tenía lo ponía muy claustrofóbico después de un tiempo.
    
    Pasado los primeros meses las cosas comenzaban a ponerse burdas y cotidianas, el trabajo llegaba por temporadas, siendo que a veces ...
    ... no nos dábamos abasto y otras me la pasaba haciendo absolutamente nada.
    
    Fue precisamente en uno de esos días de aburrimiento que terminaba de archivar algunos casos, cuando de pronto vaciaba mis pendientes sin más que hacer y aún con seis horas por delante. Entonces abrí el navegador de internet intentando perder el tiempo hasta que me delegaran otro trabajo o bien hasta la las nueve de la noche, que era mi hora de salida.
    
    Navegando en el popular portal de videos pronto también me aburrí. Estaba realmente estresada pero no podía salir, sabiendo que mi jefe era muy estricto por no decir palabras mayores. Además de que un cliente podría llegar en cualquier momento.
    
    Habiendo repasado ya todos los portales de mi interés, una idea me tenía sofocada. Y es que sola, abrumada, estresada y cansada, ahí en aquel recóndito, oscuro y caliente lugar ya comenzaba a sufrir un ataque de ansiedad. En verdad necesitaba relajarme y desestresarme un momento; sin poder salir a tomar aire fresco, solo quería tocarme un poco.
    
    El cálido ambiente veraniego confinado y aprisionado entre cuatro paredes a puerta cerrada, me habría embargado con su ardiente abrazo por todo mi cuerpo. Traspasando los telares en red cerrada de mi blusa negra que no permitían ocultar nada debajo, censurando mis senos tan solo con un sujetador del mismo color, oculta tímidamente por un saco azul oscuro, que servía de escudero ante miradas indiscretas al debelar mi ropa interior.
    
    Pero ahí, en la privacidad de mi ...
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