1. La profesora de autoescuela (II)


    Fecha: 20/10/2021, Categorías: Dominación / BDSM Autor: bimont, Fuente: CuentoRelatos

    ... ensanchar sus piernas, con otras argollas fijé los tobillos a las patas de la mesa. Se abrieron las nalgas, revelando el agujero desnudo de su ano, el corte sonrosado de los labios vaginales y el incipiente vello alrededor, pasé un dedo por sus pliegues y su cuerpo tembló. Intentó darse la vuelta para mirarme pero empujé su cara contra la mesa. El sonido de mi mano cuando impacto en una de las nalgas, llenó la habitación, le había golpeado con fuerza y firmeza. Dejó escapar un gemido, una vez más repetí, golpeando de lleno en la otra, sus manos instintivamente trataron de proteger su parte expuesta, cuando de nuevo golpeé.
    
    -Serás buena para mí, ¿verdad, Marta? -Tiré de la cuerda que unía sus manos con el collar
    
    -Sí, Ama -Con voz aguda y nerviosa. Me senté detrás de ella, en silencio, observando. Después de un tiempo ella se movió inquieta.
    
    -Marta, lo tengo todo planeado para ti, mantén el culo bien levantado -Pasé los dedos por su trasero enrojecido, notando el calor donde había impactado. Deslicé la mano entre sus muslos, curvé los dedos y la humedad me los envolvió, frotando suavemente su clítoris, mis dedos empujando más dentro de ella. Saqué los dedos de su túnel empapado y golpeé de nuevo con fuerza. Marcas rojas sobre la piel blanca. Tiré de su cabello, levantándole la cara, jadeaba ¿placer o dolor? Con humedad en los ojos, le susurré al oído.
    
    -¿Te gustó eso?
    
    -Sí... Ohh, ohhh, gracias.
    
    -¿A quién perteneces, Marta?
    
    -Ohh, Dios mío, a ti, eres mi ...
    ... Ama -gimió suavemente.
    
    -Veo que te gusta, ¿disfrutas?
    
    -Oh Dios, por favor... por favor... mi Ama.
    
    -Lo estás haciendo muy bien. Aunque yo decidiré. Tu dolor y tu placer están en mis manos.
    
    Trató de mirar hacia atrás pero solo pudo echar un vistazo. Cuando con gesto juguetón deslicé un azotador por sus nalgas, empezó a retorcerse, moviendo las caderas de lado a lado, quizás para que no pudiera obtener un buen golpe. Pero pasando el azotador entre sus muslos, golpeé por primera vez la parte delantera. Su respiración se detuvo.
    
    -Estas temblando, Marta. ¿Cómo es eso?
    
    -Estoy un poco nerviosa… Ama, nadie me había azotado así.
    
    -¿Que necesitas? ¿No te gusta? -Mientras golpeaba de nuevo.
    
    -Si…
    
    -¿Si, que?
    
    -Si... mi Ama. Realmente no sé lo que necesito.
    
    -Hagámoslo más agradable -Llevaba ya en aquella posición un buen tiempo. Me incliné entre sus piernas, observé el brillo entre los labios le daba la humedad de sus flujos. Por lo que deslizando el pulgar por su mojada vulva lo introduje en ella. Salió empapado, tracé una línea hasta su ano, dejando allí toda la humedad recogida. Mis dedos volvieron a su coño y usando tres recogí todo el fluido que pude, simplemente tomaba lo que tenía fuera. Los llevé de nuevo a su culo y empecé a hacer círculos con uno solo, frotando la carne externa de un color rojizo fuerte, presionando sobre el agujero, que se abría y cerraba. No costó casi nada que entrase, así que pasé a introducir el segundo, alojándolo dentro. Sus ...
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