1. La apuesta: Mi padre me apostó


    Fecha: 15/10/2021, Categorías: No Consentido Autor: Mamaceando, Fuente: CuentoRelatos

    ... botanas, cervezas, las bocinas a todo volumen y empezó a ver la previa dos horas antes.
    
    —¡A GUEVO PUTO! —después de muchos gritos, entendí que expulsaron a un jugador del equipo rival. No tardo nada en gritar como un loco.
    
    —¡GOO! ¡GOO PUTOS GOOOOL!
    
    En el global iban ganando por dos, me quedaba claro que papá estaba emocionado y es que llevaban años sin un campeonato. Todo el partido estuvo gritando que la metieran, que los mataran, que no los dejaran vivir. Y tenía razón. Entró un gol del América y estaban a un gol de los tiempos extras. Salí cuando faltaban dos minutos, bueno, agregaron un poco más. Papá sudaba, caminaba de lado a lado sin dejar de mirar la televisión. Fue en la última jugada cuando el portero del otro equipo remató y marcó el empate.
    
    —¡No mames!
    
    —¡cálmate papá, es un juego!
    
    —No entiendes —y en verdad no entendía, jugaron los tiempos extra hasta llegar a los penales. El primero fallo y papá me tomó de las manos.
    
    —Perdóname hija —No entendía nada.
    
    —¡papá cálmate! —Otro se resbaló y voló el balón, mi papá estaba llorando inconsolable. En la tele gritaban que teníamos nuevo campeón. Abrase a papá y trate de consolarlo.
    
    —Hija perdóname…
    
    —¿Perdonarte que...? —Entonces en su mirada vi un horror que no conocía, se arrodilló y siguió pidiéndome perdón. Un auto se estacionó afuera, tocaron el timbre y vi a su compadre.
    
    —Perdóname hija, por favor...
    
    —¡¿qué apostaste papá?! —la respuesta estaba al otro lado de la puerta. En cuanto ...
    ... abrí, su sonriente y empoderamiento compadre se instaló en la sala.
    
    —Compadre yo le pago su dinero…
    
    —Yo no quiero su dinero compadre… apuestas son apuestas.
    
    —¡Compadre no me chingue! Yo miraba sin entender nada.
    
    —Aquí o me la presta un ratito.
    
    —¡¿cómo que me la presta?! ¿DE QUE HABLA?
    
    Sentado y sin prisas, el señor Flavio me explicó la apuesta. El premio era yo, me dijo que no me preocupara que sería cariñoso. Papa seguía llorando y no le quedaban fuerzas para suplicar. Luego me tomó de la mano y me llevo a la puerta. Respire hondo tratando de entender todo aquello.
    
    —No… aquí... —respondí fría y enojada.
    
    —Aquí, bueno a mi me da igual —lo subí hasta mi cuarto y cerré la puerta. Me baje la pijama y me recosté.
    
    —No mija, es que no es así nomás...
    
    —¿Entonces...? —pregunte sin querer escuchar la respuesta.
    
    —Primero me va a dar una buena mamada de verga, luego me la chingo por todos lados —entendí el “por todos lados” y ni siquiera mi novio tenía permiso de eso.
    
    —...
    
    Se bajó el cierre del pantalón y sacó su verga, aún bañado olía a grasa y mugre.
    
    —Ya sé que esta bonita, pero no se la saque para que la veas —me jalo del brazo hasta que prácticamente caí de la cama. De rodilla con el olor en mi nariz, el corazón me latía como nunca. Mi boca se acercó hasta la punta. Apenas rozaron mis labios, papá golpeó la puerta.
    
    —¡Basta cabron! ¡Yo te pago! ¡Hija no lo hagas!
    
    —¡mejor apúrate o le da un infarto a tu viejo! —Abrí mi boca y hundió su Vega ...