1. La apuesta: Mi padre me apostó


    Fecha: 15/10/2021, Categorías: No Consentido Autor: Mamaceando, Fuente: CuentoRelatos

    Me llamo Abril y voy a platicarles como mi padre me apostó en un partido de fútbol. Fue hace ya unos años, comenzó cuando mi papá siempre aficionado del Cruz Azul, aunque le da más tristezas que alegrías, nunca dejo esos colores. Tiene un auto lavado, al lado está un mecánico que le va al América, con quien desde siempre apuesta. Se han rapado, vestido de mujer y demás idioteces. Pero para esta ocasión era diferente, ambos equipos ganaron sus partidos y jugarían la gran final del 2013. El equipo de papá tenía un gran equipo, jugaban casi a la perfección, papá usaba su playera a diario.
    
    —¿Y apostaste papá? —Le pregunte para saber que idiotez harían en esa ovación tan especial.
    
    —No quiere el compadre Flavio, le da miedo —La verdad es que el que no quería era papá.
    
    Al comienzo de la semana, su compadre llegó a su oficinista con un sobre lleno de billetes.
    
    —Órale, cincuenta mil al ame, ¿o te da miedo? —Su padre no sabía decir que no, pero era mucho dinero para él.
    
    —No, unos mil si… no chingue compadre.
    
    —Pensé que tenía huevos…
    
    —Lo que no tengo es dinero.
    
    —Ahí le va, si gana el azul ahí está, sin pedo. Si gana el Ame, me deja comerme a mi comadre.
    
    —No diga pendejedas compadre, ¿cómo cree no mame? —Se sentía más que ofendido, impotente. Sabía que su máquina traía con que ser campeón.
    
    —Bueno, Bueno… ¿Abril ya cumplió dieciocho no?
    
    —Ya bájele de huevos... ¡No mame compadre!
    
    En efecto, tenía dieciocho años, mi papá me prohibía ir al auto lavado ...
    ... porque sus trabajadores no le quitaban la mirada a mis nalgas. A diferencia de mi madre que es alta y esbelta. Yo soy chaparrita, solo me crecieron las nalgas, aunque afortunadamente saque la cintura de mamá. Yo sabía y me gustaba que me vieran. Llevaba mi pelo suelto hasta la espalda, mi pechos son pequeños pero no me puedo quejar. Usaba jeans ajustados para su placer. Pero a papá lo que más le molestaba era la manera en que su compadre me veía. Sin importar mi edad siempre trataba de estar cerca, me abrazaba por la cintura bajando su mano hasta mis nalgas. Por supuesto salía corriendo en cuanto lo veía venir, además del olor a grasa y sus manos siempre sucias.
    
    El partido de ida lo ganó el Cruz Azul apenas uno a cero, entonces el viernes regresó su compadre con el sobre de dinero.
    
    —Le puse otros diez mil, y ya va ganando tu equipo —Sesenta mil pesos en billetes de a quinientos estaban sobre su escrito.
    
    —Ya te dije que no, otra cosa compadre...
    
    —La chamaca, con esa lana levantas tu negocio —tomó el sobre amarillo dispuesto a irse pero papá lo detuvo.
    
    —¡Órale! —Una sonrisa enorme iluminó la cara entre las barbas de su compadre.
    
    —Es al que gane… sin rajarse.
    
    —¿cuándo me rajo puto? —Estrecharon sus manos y su compadre salió casi bailando.
    
    Para el domingo, mi mamá prefirió irse al cine con sus amigas. Sabíamos que después de eso seguían unos tragos y que llegaría por la mañana. Yo me quede en casa, platicaba con mi novio por chat. Y empezó el circo. Papá tenía ...
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