Ana Sofía - Relatos Eróticos

Ana Sofía

... un poco de temor, por supuesto no me dejo levantar y me dijo con mucha ternura no te muevas mi amor a lo mejor al principio puede que te moleste un poco, pero te prometo que después vas a sentir muy rico, una vez más sus palabras me convencieron así que me quede muy quietecita, siguió empujando su dedo en mi ano hasta que este cedió y entro más o menos la mitad, di un brinco ya que no me lo esperaba.

Me tranquilizo dándome unos besos en las nalgas y con sus palabras cariñosas que tanto me gustaban, me dijo que no me moviera para que no me lastimara que solo sintiera, tomo mas vaselina con su otra mano y la embarro sobre el ano y sus otros dedos, junto el dedo anular a su dedo medio y empezó a meterlos en mi ano, siguió así por un rato, lubricando mi ano con mas vaselina y moviendo sus dedos dentro y fuera, le sensación de lo que hacían sus dedos en mi culito era de lo mas rico, este movimiento de sus dedos dentro de mí me estaba llevando al máximo de la excitación.

Se levanto y se volvió acomodar atrás de mí con una pierna a cada lado de mis caderas sentí su pené justo en medio de mis nalgas esta vez estaba duro, ni me imaginaba lo que quería (en ese entonces nunca había oído del sexo anal), yo pensé que volvería a masajear mi espalda como lo había hecho antes, pero separando una de mis nalgas con una mano con la otra tomo su pené y empezó a frotarlo sobre mi ano, me sobresalte y le dije que haces, a lo que él contesto ahora vas a dejar de ser mi novia para ser mi ...

... mujer muñequita, no te muevas voy a hacer lo mismo que hice con mis dedos pero ahora con él pené, pero no va a entrar le dije lo tienes muy gordo, me va a doler, a lo mejor un poquito mi reina pero voy a tener mucho cuidado para no lastimarte y veras como si entra, nada mas estate quietecita y relaja tu ano no lo vayas a apretar, estaba excitadísima, mi erección seguía, para que sientas más bonito y te puedas relajar acaríciate el pené mientras yo te meto el mío.

Obedecí y comencé a acariciarme, me costaba un poco de trabajo él tocarme así como estaba boca abajo, así que levante un poco las nalgas para poder meter mi mano, este movimiento fue aprovechado por él para empujar su pené dentro de mí culito, con este movimiento entro la cabeza, sentí una punzada en el ano y como si se me fuera todo el aire de los pulmones, él me dijo relájate no te pongas tensa mamacita, y sigue acariciándote, me dio un poco de tiempo y respiro, para luego seguir empujando hasta que lo metió todo, sentía sus testículos apretados contra mis nalgas, se quedó un momento completamente quieto, como dando oportunidad a mi ano y recto a acostumbrarse al tamaño, después de un rato empezó con el movimiento típico de atrás hacia delante, lo sacaba casi por completo para después introducirlo hasta que sus testículos topaban con mis nalgas, el dolor comenzó a ceder para dar paso a una sensación más agradable, empecé a sentir realmente delicioso seguía acariciándome y tuve un orgasmo mis manos y el sillón ...