1. Me trataba de usted


    Fecha: 29/09/2021, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Quique., Fuente: CuentoRelatos

    ... verte.
    
    -Exagerado. ¿Dónde se hospeda?
    
    -En el mismo sitio y en la misma habitación.
    
    -Esta tarde le haré una visita.
    
    Me acerqué a ella y besé aquel lunar de su nariz que tanto me gustaba. Me puso las dos manos en el pecho, y dándome un ligero empujón, me dijo:
    
    -Ahora váyase.
    
    Busqué su boca. Me hizo la cobra.
    
    -No, esta tarde.
    
    -¿Es que te deseo tanto?
    
    Volví a buscar su boca desesperadamente. Se puso coqueta.
    
    -Ya no será la cosa para tanto. Soy una mujer de lo más normal.
    
    -De normal no tienes nada, eres un monumento de mujer. La espera se me hará interminable.
    
    -Ok, un beso pequeñito para que no se le haga tan larga la espera, y sin lengua, eh, sin lengua.
    
    Al pico siguió una caricia en la mejilla, un beso en la nariz, otro pico y ya nos fundimos en un beso con legua, largo, muy largo, tan largo que al separarse nuestras bocas fue para poder quitarle la parte de arriba del pijama, lo que dejó al descubierto aquellas grandes tetas con areolas marrones y gordos pezones. Mi mano derecha se metió dentro del pantalón del pijama y se encontró con su coño que se empezaba a humedecer. Le metí el dedo medio dentro. La morena me mordió el labio inferior y echo su mano derecha a mi polla empalmada. Luego lamí sus pezones y jugué con sus tetas succionando sus areolas primero, y dándoles pequeños mordiscos después, para acabar besando, lamiendo y chupando las tetas en su totalidad. Iba a bajarle el pantalón del pijama para comerle el coño, cuando se ...
    ... agachó, sacó mi polla tiesa cómo un palo y la metió en la boca... Me hizo una buena mamada. La meneaba, la levantaba y lamia los huevos, después lamía desde la base al prepucio, mamaba el glande, lamía el meato, apretaba la lengua contra él, volvía a mamar, la metía casi toda en la boca... La mamada fue tan buena que cuando empecé a correrme me temblaron las piernas una barbaridad.
    
    Al acabar de correrme, se levantó y con la boca llena de leche me besó. Me besaba y gemía. Al acabar el besó con lengua, me agaché delante de ella y le bajé el pantalón del pijama... Estaba cómo pegado al coño. Al separarlo unos hilillos de flujo bajaron con él hasta soltarse y quedar colgando, les pasé la lengua y luego le lamí el coño encharcado. Estaba delicioso, toda ella estaba deliciosa, era una delicia de mujer, y la delicia iba a aguantar muy poco. Después de clavar mi lengua en su vagina, de lamer sus labios vaginales, de acariciar su ojete con la yema de mi dedo medio, y de lamer de abajo a arriba su clítoris una veintena de veces, o puede que menos, tapó la boca con una mano y se corrió cómo una bendita. Ahora eran sus piernas las que temblaban y su cuerpo el que se sacudía. Mi polla al sentir sus gemidos y ver sus temblores se puso dura de nuevo. Aun temblaba cuando la puse a lo largo del sofá y la penetré a lo bestia, y a lo bestia la follé hasta que mi pobre polla estalló de júbilo dentro de ella y su coño le correspondió con una inmensa corrida.
    
    Al acabar, hice que se sentara y ...