1. Ella sólo quería bailar


    Fecha: 28/09/2021, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: femerba, Fuente: CuentoRelatos

    ... decidimos que era tiempo de cambiar de lugar. Ellos ya tenían claro que íbamos para la discoteca, así que mi esposa nos indicó que iba al baño a retocarse y que volvía en un momento, dejándonos solos.
    
    Bueno, ¿cómo la ha pasado? dije. Espero que no se le suban los vinos a la cabeza, porque de pronto nos tiramos la velada. Pierda cuidado, me respondió. El licor, por el contrario, me envalentona. ¿Y es que va a pelear con alguien? apunté. No, para nada, pero siempre dan nervios. ¿De qué, pregunte? ¿Acaso no ha estado con otras mujeres antes? Bueno, sí, dijo. Con otras mujeres sí, pero nunca con una que estuviera acompañada por el marido. Las otras eran jóvenes. Y su esposa ya es una señora. Entonces, estoy un tanto nervioso. No se preocupe, le dije, haga lo suyo.
    
    En ese instante llegó mi esposa de nuevo. Nos levantamos y salimos de aquel lugar con rumbo a la discoteca. En ese momento y con más luz, pude detallar a nuestro invitado. Era casi tan alto como yo, de cuerpo bien proporcionado, pecho ancho y brazos musculosos. Al parecer asistía al gimnasio y hacia trabajo de fisicoculturismo. Su rostro se veía limpio y juvenil. Empecé a darme cuenta porqué le había gustado a mi esposa. Era su prototipo de hombre de ébano. Y, estando en el ascensor, ella se colocó de espaldas frente a él, momento que éste aprovechó para rodear su torso con sus brazos. Era una forma de continuar con la tarea de seducir a su pareja.
    
    No más llegar a la discoteca, comprobé que había sido la mejor ...
    ... elección. El lugar era más bien pequeño, con luces fluorescentes tenues, y bastante oscuro; ideal para amantes. La música estaba sonando con alto volumen, así que era muy difícil conversar; casi que tocaba gritar. Nos instalamos en una mesa, pedimos otra botella de vino y tratamos de charlar, pero era imposible. Entonces, le dije a mi mujer, bueno, charlar no es posible en este lugar, así que dedícate a lo tuyo y resolvamos si va a funcionar o no. ¿Te parece? Si, está bien, dijo ella.
    
    Y, para romper el hielo del momento, entonces, se me ocurrió sacar a bailar a mi esposa. Mientras lo hacíamos, me fije en que Kevin nos estuviera observando, porque llegué a pensar que de pronto ponía sus ojos en alguna otra de las mujeres que allí estaba, pues, estando solo, él pudiera ser una pareja apetecible para alguna mujer sola en aquel lugar. Pero no fue así. Él estuvo atento a nosotros a todo momento, así que procuré manosear a mi mujer hasta que más para que él se diera cuenta.
    
    Cuando terminó la tanda, volvimos a la mesa y, casi de inmediato, ella lo invitó a bailar, lo cual fue aceptado sin decir palabra. Fueron a la pista de baile y no volvieron. Al principio, el baile entre ellos dos se mostró muy respetuoso, pero, con el transcurrir de la música y los diferentes ritmos, las posturas empezaron a cambiar y Kevin, más temprano que tarde, comenzó a explorar con sus manos el cuerpo de mi mujer. Bailaban con sus cuerpos unidos, casi sin separarse, por lo que supuse que aquel ya le ...
«1...345...»