1. El día en que me masturbaron en un laboratorio clínico


    Fecha: 27/09/2021, Categorías: Masturbación Autor: inolhost, Fuente: CuentoRelatos

    ... simplemente eran mis síntomas habituales ahora más intensificados.
    
    Siendo ambas meras suposiciones, el urólogo me comentó entonces que lo más adecuado sería realizarme cuanto antes el espermocultivo para descartar cualquier otro posible diagnóstico.
    
    Haciéndole saber que en esos momentos obviamente me era imposible masturbarme, me preguntó cómo iba mi recuperación para tener una idea del tiempo que debía esperar para hacerme el estudio. Pero esto no estaba ni cerca, le expliqué que faltaba al menos otro mes para que me quitaran el yeso, sin contar que debía ir a rehabilitación lo cual retrasaría aún más la espera.
    
    Al notar mi preocupación, el urólogo me dijo entonces que existía otra alternativa si yo estaba de acuerdo. Así pues, me comentó acerca de un proceso llamado vibroestimulación, el cual es de gran ayuda en casos de disfunción eréctil, sobre todo en hombres que presentan lesiones en la médula espinal, pero que en mi situación en particular también podría ayudarme sin problema.
    
    Me explicó que en tal procedimiento se coloca un dispositivo en el pene para estimular las terminaciones nerviosas y así poder lograr una erección y posteriormente la eyaculación, siendo esta última el único propósito de mi caso. Me dijo además que no requeriría esfuerzo alguno y que dicha técnica no presentaba ningún riesgo. Sin pensarlo mucho acepté, aunque el proceso me resultaba, a decir verdad, un poco extraño.
    
    Seguido a esto, el urólogo realizó una llamada a un laboratorio ...
    ... especializado en este tipo de estudio, ya que era un procedimiento no tan común sobre todo en mi caso, aprovechando también para agendar mi cita para las 10 am de la mañana siguiente. Finalmente me dio la dirección y me comentó que no me preocupara, que en el laboratorio me iban a explicar todo con más detalle. Con todo esto lo único que me reconfortaba era que no tenía que levantarme tan temprano y me daría tiempo para asearme y desayunar tranquilamente ya que el estudio no requería ayuno.
    
    Al llegar al laboratorio la mañana siguiente, lo primero que llamó mi atención fue lo grande que era este ya que incluso tenía dos pisos, algo que nunca había visto en un lugar de este tipo. Por su aspecto lujoso no dudé inmediatamente en que contara con ciertos aparatos de tecnología avanzada que permitieran realizar toda clase de estudios. Me sentía algo nervioso y pude notar también que había muy poca gente en la sala de espera lo cual hizo que el lugar se sintiera aún más amplio.
    
    Me dirigí entonces con mi familiar a la recepción donde nos atendió una mujer de unos 50 años. El proceso fue muy rápido y seguidamente se nos pidió tomar asiento para esperar mi turno en ser atendido. No esperé mucho para que al fin alguien me llamara por mi nombre completo, como suele suceder en este tipo de lugares.
    
    La persona en cuestión era una joven enfermera quien vestía un pantalón azul ligeramente entallado y una blusa de manga corta también azul del mismo tono en la cual se veía su nombre ...
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