1. Beatriz II


    Fecha: 25/05/2018, Categorías: Confesiones Autor: Pzonito, Fuente: CuentoRelatos

    ... rápidos y muy contundentes gemidos. Volvía a estar desatada. Estuve profundizando de forma machacona con el consolador en su sexo, mientras le succionaba sus pezones alternando con algún mordisco cariñoso. Beatriz ya gritaba, y consideré que era el momento, detuve en seco mis acometidas y vendándole los ojos le pedí que se levantara, con mi mano en su recorrimos la distancia hasta la puerta de la calle y le dije, que saliera desnuda tal como estaba, no se lo pensó y recorrió el descansillo de su planta, volvió para besarme y cogerme el miembro y empezar a masturbarme, sin cerrar aun la puerta se agachó e inició otra felación, el morbo era insuperable para mí, y ya le confesé que había superado mis expectativas, y de largo. La llevé de nuevo a la cama habiendo introducido mis dedos en su sexo, recuperé el consolador y procuré premiar su entrega y compromiso con más orgasmos, y se sucedieron varios hasta que le pedí que me montara, y lo hizo con prontitud, empezamos una cabalgada juntos, arriesgué introduciendo el dedo en su ano, gimió más y avancé en la acometida, un par de dedos más y cuando ya estaba dilatando y su cabalgada me estaba volviendo loco se lo pedí, y aceptó.
    
    Se colocó a 4 patas en la cama, me unté con ...
    ... lubricante los dedos y su ojete, empecé a moverlos y ella se ayudó para su placer acariciándose el sexo, yo con la otra mano le manoseaba los pechos alternativamente, al cabo de unos minutos, cuando ya estaba bien dilatada, eché lubricante en mi pene y lo volví a hacer en el agujero de su ano. Sin solución de continuidad, avancé, separé sus gajos y se la introduje lentamente al principio, costó un poco, lo noté por su quejido y porque aumentó el ritmo de sus caricias en su sexo. Me paré por unos segundos y gocé de la visión, cogí el consolador y se lo introduje a máxima velocidad, automáticamente ella volvió a gemir sin control y yo aproveché para ensártasela de golpe, aulló y me insultó, conté hasta 5 y empecé a bombear, lentamente al principio, ya más rápido después y cuando Beatriz empezó a gritar en medio de un orgasmo descomunal de forma descontrolada, no pude más y le llené el intestino de mi esencia.
    
    Apenas me separé, caímos redondos en la cama y sin resuello. No podía más, había sido una noche inolvidable, un hito que iba a ser complicado igualar, por no decir superar. Beatriz se me acercó, me besó dulcemente en la mejilla y me dijo suavemente, ¡qué suerte tener amigos como tú!
    
    Sonreí y atiné a contestar, igualmente. 
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