1. Orgasmo: Esa sensación en tu cuerpo difícil de explicar


    Fecha: 17/09/2021, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Tonyzena67, Fuente: CuentoRelatos

    ... hubiésemos tenido más tiempo, me hubiese querido correr entre ellos. Los pantalones le quedaban tan ajustados y como es de caderas pronunciadas nos tomó tiempo quitárselos y más creo que como estábamos apurados, sentíamos ir en contra del tiempo. Llevaba unos cacheteros color rojo que magnificaban el tremendo trasero que esta chica tiene, y cuando se los quité estaban ya mojados lo que me dio a entender que, aunque nerviosa, esos nervios eran debido a la excitación del momento. Me senté en el escritorio y ella se hincó a mamarme la verga. Si no fue la mejor mamada de mi vida, tampoco fue la peor, pues que se puede esperar de una novata. Me la mamó porque se la señalé, pero no creo que ella se esperara que yo hiciera lo mismo con ella. Mi escritorio es bastante grande, la puse frente al asiento haciendo a un lado la computadora y sin mucho protocolo, le comencé a chupar la conchita.
    
    Conchita de buen tamaño, con algunos pelitos alrededor de ella, típica de las chicas llenitas, de labios gruesos y clítoris que inflamado se miraba grande. Cómo le pulsaba ese clítoris y cómo se sentía que emanaba jugo esa vagina. Le pasaba una y otra vez mi lengua por su rajadura y Angélica, aunque intentaba no hacer ruido, de repente se escuchaba un pequeño gemido y la frase: ¡Ay, Dios! O ¡Dios mío! -Le chupaba la panocha y con mis dos manos le apretaba sus pezones y comencé a notar ese vaivén de sus caderas anunciándome que se le acercaba su orgasmo. Luego ella a la misma frase le agregaba ...
    ... un cuestionamiento: ¡Dios mío! ¿Qué es esto? -Estaba al borde del orgasmo y le dejé de chupar la panocha y le puse el glande a la entrada de su conchita y se lo empujé lentamente y se tragó mis 23 centímetros. Explotó de placer, aunque a sus gemidos intentaba restringirlos, pero podía ver sus labios fruncidos y haciendo todas esas muecas de placer viviendo su orgasmo. Luego le embestí su conchita y Angélica no paraba de jadear y creo hasta que dejó de sentir esa sensación de placer, ella me cuestionaba:
    
    -¿No se ha ido adentro de mi… verdad?
    
    -Póngase un condón y acabe, pues ya me imagino lo que le estará pasando por la cabeza a Maggie.
    
    -¡No tengo condones! -le dije.
    
    -¡Usted dijo que tenía! ¿Y ahora?
    
    -Dame ese culito. -le dije.
    
    -Por ahí no… especialmente con esa verga que usted tiene.
    
    -¿Nunca te lo han hecho por ahí?
    
    -No… es que eso no es para eso.
    
    -Angélica, hazlo por mi… mira como me has dejado. (le rogué por un par de minutos).
    
    -¡Esta bien! Pero apúrese, que a Maggie le está tocando hacer todo.
    
    Se puso apoyándose con sus manos en contra del escritorio, su trasero levantado, le abrí sus hermosas nalgas y vi su ojete. Le puse saliva a mi pulgar y comencé a frotárselo e intenté metérselo. Ella me paró diciéndome que me apure, que nos hemos tardado mucho. Le puse el glande en su ojete, se lo empuje y Angélica solo decía: ¡Uf… duele…suave, vaya lento que duele! -Dio un leve grito cuando mi glande quedó insertado y poco a poco se la fui metiendo ...