1. Adela


    Fecha: 19/05/2018, Categorías: Gays Autor: bimont, Fuente: CuentoRelatos

    ... mejillas, le pregunte que hacía por aquellos lugares. Vivía cerca, se había mudado hacía escasamente un mes. Éramos casi vecinas, yo vivía dos manzanas más en paralelo a su vivienda, charlando la acompañé hasta su portal, venía de una cena con compañeros del trabajo pero no le apetecía seguir cuando propusieron ir de copas, alegó cansancio y dolor de cabeza.
    
    —Quieres subir, te invito a tomar algo naturalmente si no tienes prisa —me dijo
    
    —No tienes dolor de cabeza, no quisiera molestar.
    
    —Todo fue una disculpa, no me apetecía encerrarme en un local donde no puedes ni hablar por el sonido de la música, ¿por qué tienes que estar uno mal para complacer a otros?
    
    —Realmente tienes toda la razón sino te gusta no tienes porqué ir.
    
    —Como me encuentro bien y con pocas ganas de dormir, te vuelvo a proponer mi invitación, seguro que tendremos algo que contarnos y hablar contigo seguro será reconfortable.
    
    —No quisiera molestar, en fin, acepto tu propuesta. Abrió la portería, por el pasillo ella delante con paso firme, cuando llegamos el ascensor le cedí el paso, a lo que ella respondió con una sonrisa dándome las gracias. No pude evitar una mirada furtiva a su trasero que cubría la falda ajustada que llegaba hasta la mitad de sus muslos, imagen que procuré, no sin esfuerzo, quitar de mi cabeza, entramos en el ascensor y con voz enérgica.
    
    —Al ático, por favor —solo había uno, obediente, apreté el botón. Entramos, deje la bolsa de deporte en el recibidor y pasamos al ...
    ... interior. Se le veía satisfecha de mostrarlo, realmente un piso coquetón y decorado con gusto, se notaba el toque de su profesión. Pasamos a la sala, me ofreció el sillón para sentarme y que quería tomar.
    
    —No, se tu misma.
    
    —Te apetece un gin-tonic, es mi bebida preferida.
    
    —Bueno pues que sea.
    
    Se dirigió al mueble sobre él botellas de licor, se agachó frente al equipo de música y lo conectó, espero en cuclillas hasta que empezó a sonar, suavemente, una batería punteada por una guitarra
    
    —Te molesta la música.
    
    —Todo lo contrario.
    
    Mientras se dirigió a la cocina, la observe con la mirada, aproveché para hacerle un examen más completo desde otra perspectiva. La melena castaña le caía sobre los hombros y se mecía en suave oleaje con cada paso, la camisa blanca con piezas de piel en los hombros y puños, desabrochados los primeros botones insinuando la canal de entre los pechos, caderas y nalgas, con buena armonía con el resto, realzadas por la falda ajustada, las medias negras, le realzaban las piernas, no gordas pero robustas. Aunque no era mi estilo, había de reconocer que era armonioso todo el conjunto. Además sabía andar con tacones, mirándola desenvolverse un estremecimiento recorrió mi cuerpo. Era un tipo de mujer que sin duda admirada y deseada por los hombres y como no también por mujeres, aquí en aquel momento me incluía yo.
    
    Perdida en su contemplación ella se acercó con la bebida, se inclinó frente a mí para depositar ambas copas sobre una mesita, mis ...
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