1. Placeres de mujer


    Fecha: 19/05/2018, Categorías: Confesiones Autor: Amoestricto00, Fuente: CuentoRelatos

    ... bueno tener compañía ¿Qué le parece si le invito a que me acompañe?
    
    —Este… no… no creo poder joven… Uriel, mira, tengo una cita con una amiga para…
    
    —Insisto en que venga por favor —Le repliqué en tono serio que no admitía réplicas, me miró sorprendida sin saber qué decir, había observado ese comportamiento antes, en mujeres que tenían interés en mí y me complació comprobar que esa frase, casi dicha como una orden, la tenía dominada.
    
    —Ok… está bien… pero no tengo mucho tiempo —me respondió bajando la mirada y sonrojándose más y más.
    
    —Bien, conozco un buen lugar por aquí.
    
    La llevé a un lugar amplio que había visitado un par de veces antes, elegí una mesa algo solitaria para tener intimidad al conversar. Le pedí que me hablara de ella y me habló de cosas que ya sabía, como el hecho de estar casada, me habló de sus hijas, de que era una ama de casa y poco más, sobre cosas que poco o en realidad nada me importaban; al hablar sobre su matrimonio es cuando me decidí a intervenir:
    
    —¿En ese caso podría decir que su matrimonio es completamente feliz?
    
    —Sí, como te digo, mi esposo es un buen padre, y procura que nada falte, es un buen hombre trabajador y …
    
    —¿Es apasionado? ¿La hace sentir amada, deseada, la hace sentir emocionada de estar viva?
    
    Por unos momentos me miró levemente sorprendida y me replicó:
    
    —Bueno, no considero a eso algo importante, después de unos años…
    
    Sin escucharla la volví a interrumpir:
    
    —¿La satisface en la cama? ¿Lo hacen con ...
    ... la frecuencia suficiente?
    
    Atónita comenzó a justificarse:
    
    —El sexo no es tan importante y sí, mi esposo sí me… De todos modos, no creo que debamos hablar de esto, apenas te conozco y…
    
    —El sexo es bastante más importante de lo que usted piensa, el placer, el erotismo son cosas a las que podemos pensar que podemos renunciar, pero al final, son cosas que nos mantienen vivos, y si suprimimos lo que deseamos, nos podríamos volver locos y estallar.
    
    Visiblemente apenada se sentía atrapada, abrumada por mi presencia y mis palabras así que buscó un escape, por lo que me replicó:
    
    —¿Y no se molesta tu novia porque hables estas cosas con otras mujeres?
    
    —¿Novia? Disculpa, pero no yo no tengo una “novia”.
    
    —¿No? ¿Y Ana? —Usaré el nombre Ana, pues no recuerdo el nombre de aquella puta.
    
    —Ana no es mi novia, ella es mi puta.
    
    Silvia estaba atónita al haberme oído mencionar la palabra “puta”.
    
    —Como… ¿Cómo te atreves a llamarla así?
    
    —Es lo que es, ella es mi puta, y está complacida por serlo, ella me satisface y obedece y ella tiene más placer del que podría tener con cualquier otra persona.
    
    Silvia se levantó visiblemente enojada, tomó sus cosas y se fue, nunca supe si ofendida, enojada o incluso excitada, mi instinto me aconsejó que no intentara hablarle, que no me moviera, obedecí ese instinto y no me arrepentí del resultado.
    
    Los días pasaron y casi la olvidé por completó, hasta que un día recibí una llamada.
    
    —Bueno.
    
    Con voz temblorosa recibí una ...
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